El goteo de personas que ha perdido la comarca avilesina en los últimos veinte años parece no tener freno. Así lo aseguran algunos sociólogos, que consideran que o en Avilés llega un nuevo efecto Ensidesa, como sucedió en los años cincuenta, o los concejos de la zona verán cómo sus padrones municipales bajan de manera considerable en el futuro. Según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la comarca avilesina había en 1996 un total de 141.635 vecinos; veinte años más tarde -el 1 de enero de 2015- la cifra cayó hasta los 135.299, un 4,5 por ciento menos. Es Avilés el municipio que sufre la mayor "sangría", con una pérdida poblacional que se acerca a las 5.000 personas (de 85.696 habitantes a 80.880). En el otro lado de la balanza está Castrillón, el único concejo que ha conseguido sumar población en las últimas dos décadas: de los 22.361 vecinos de 1996 ha pasado a los 22.735.

"Avilés quedó fuera del creciente metropolitano de Asturias, que está comprendido entre Villaviciosa y Santa Eulalia de Morcín y que incluye Oviedo y Gijón. Esa zona ha conseguido reconvertirse de la industria a los servicios y Avilés y la comarca no han sido capaces de hacer esa reestructuración, por lo que pierde población", aseguró Jacobo Blanco, director de Pragma Sociología Aplicada, profesor de la Universidad de Oviedo y decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Asturias.

Es la falta de empleo el factor que más influye en la caída demográfica. Como señala el empresario y sociólogo Arsenio Valbuena, por la escasez de trabajo cada vez hay menos inmigración. Según el INE, en la comarca, en el año 2000 apenas había 645 extranjeros, que crecieron hasta los 4.783 en 2010. Desde entonces, la cifra no ha hecho más que caer, con la excepción de Corvera, Illas y Soto del Barco, y a 1 de enero de 2015 quedó fijada en los 3.936.

La menor contratación también supone un duro handicap para la generación del "baby boom" avilesino. "Avilés tuvo el punto más alto de natalidad a mediados de los años setenta; entonces recibió a un buen número de parejas jóvenes que llegaron para buscar trabajo en la industria. Los que nacieron entonces se encuentran ahora con que no hay empleo y eso significa que no se casan y no tienen hijos y, además, muchos de ellos se van a otros lugares", explica Valbuena. En ese sentido, el sociólogo critica que no haya políticas que incentiven la natalidad ni la conciliación laboral y familiar.

Otro condicionante que afecta al padrón municipal es que aquellos que llegaron desde otros puntos del país llamados por la industria ya están jubilados o a punto de hacerlo y muchos optan por regresar a su lugar de origen. No obstante, un hecho que está "mitigando" ese descenso poblacional es el aumento de la esperanza de vida. "Hace veinte años, la esperanza de vida del profesional siderúrgico era de 68 años; en la actualidad, está en los 78", afirmó Valbuena. Y añadió: "El Avilés de los años 70 era de los más jóvenes de España y ahora lo que se ve es la gerontocracia, el invierno demográfico".

¿Y el futuro de la comarca? Tanto Blanco como Valbuena lo ven negro. "Salvo grandes sorpresas, es seguir a la baja. En Avilés, los grandes proyectos de reestructuración urbana han naufragado y polígonos como el Parque Empresarial 'Principado de Asturias' sirvieron para fijar actividad que ya había en la propia ciudad más que para atraer nuevas empresas. La crisis fue el remate", afirmó el decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Asturias. En los mismos términos habló Valbuena, que aseguró que tendría que ocurrir algo "muy gordo", como ocurrió en los años cincuenta con la llegada de Ensidesa, para que la tendencia no siga a la baja. "Sin embargo, si eso sucede, que sería extraño, no se notaría el efecto hasta dentro de entre 15 y 25 años", afirmó el sociólogo.