La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las fluctuaciones de las materias primas dificultan el futuro de las multinacionales

Las tensiones en los mercados del carbón, el cobre y el aluminio en el este de Europa y en Asia afectan con gravedad al desarrollo de la economía asturiana

Interior de la acería de Tabaza. IRMA COLLÍN

El aleteo de la mariposa de las materias primas en China puede causar huracanes en la comarca de Avilés. La tensión que proviene del este de Europa y, sobremanera, del Lejano Oriente, lleva más de un año impidiendo el desarrollo de los mercados internacionales de materias primas. El cobre, el carbón y el aluminio sufren esto de manera destacada, sin embargo, el cinc no, el cinc se está librando por el momento de desvanecerse en el arroyo de las materias primas. Pese a ello, la gran crisis está latente y ha puesto en guardia a las autoridades económicas de la Unión Europea, invadida, desde la primavera de 2015, por productos salidos desde los muelles del gigante asiático, aunque no sólo. De hecho, la Comisión Europea aprobó el viernes pasado la imposición de medidas "antidumping" (venta por debajo de su valor de producción) a las importaciones de chapas laminadas en frío procedentes de Rusia y China.

Y todo esto, que puede resultar tan lejano como un tesoro en una sima, afecta con cierta gravedad al desarrollo de la economía asturiana, en general, y avilesina en particular. En pocos kilómetros alrededor de la ría operan la mayor fundidora de cinc de Europa (Asturiana de Zinc); una planta de aluminio primario de carácter internacional (Alcoa) y la gran productora de acero del mundo (Arcelor). La dirección de la gran siderúrgica ya ha advertido que se prevén recortes de gastos. En este sentido, la compañía de Lakhsmi Mittal anunció hace pocos días que había presentado pérdidas, aunque estas no se hallaban en las factorías asturianas, que tiran de la gran siderúrgica como nunca lo habían hecho.

China quiere comerse el mundo o participar, por lo menos, de un festín que le era vedado en virtud de una mercado intervenido y con los ojos puestos sobre sus propias fronteras. La entrada en el tablero de juego de las empresas chinas productoras de materias primas cotizadas en la Bolsa de Metales de Londres (LME, en sus siglas en inglés) pilló con el pie cambiado a las corporaciones que controlan las fábricas que dan aliento al Principado.

La compañía Glencore presentó el jueves pasado sus resultados económicos correspondientes al año pasado y en ellos se ve un incremento de la producción de cinc metal (más de un 1 por ciento) pese a la disminución del cinc mineral. Por su parte, la compañía Alcoa está de mudanza: prepara su segregación (partición) para el segundo semestre de este año, lo que supondrá que sus fábricas en España -incluida la de Avilés- quedarán sujetas al albur de las cotizaciones diarias de LME. Desde hace meses, esta cotización no anda en su mejor momento. Nunca una comarca tan pequeña ha estado tan pendiente de lo sucede al otro lado del planeta.

Cinc

El ataque chino en la batalla por el control de las materias primas apenas se deja notar en el cinc. La Agencia Reuters señaló recientemente que las importaciones de cinc (tanto metal como mineral) por parte de China subieron notablemente en el mes de diciembre pasado. Y esto fue así porque la extracción de blenda (materia prima del cinc metal) en las minas chinas es muy costosa. Así que, el Gobierno de la República de China ha optado no sólo por abandonar las explotaciones mineras, si no también por la importación de cinc manufacturado y dispuesto para la galvanización (principal uso de este metal).

El gigante Glencore -propietario de Asturiana de Zinc- puede ser el mayor beneficiario de esta nueva apuesta china: es el mayor productor de mineral de cinc del mundo. Además, es el primer manufacturero de cinc metal en Europa, principalmente porque el gasto de producción en la planta de Asturiana de Zinc en San Juan de Nieva es el más barato del mundo. Pero el mercado del cinc también está en manos de compañías tan enormes como Río Tinto, Nyrstar o Anglo-American.

Todo esto contrasta, sin embargo, con el estado actual de la cotización del metal en LME. En 2015 ha reducido un 38 por ciento su valor general. Esta es la razón de que Glencore anunciase este pasado otoño su intención de reducir un 30 por ciento su capacidad de extracción de mineral. La razón es obvia: a menor presencia de blenda en el mundo, mayor valor.

Lo que sucede en el resto de las materias primas relacionadas con el porvenir de la comarca de Avilés sigue huellas chinas. La caída de la cotización de la tonelada de aluminio es la explicación primera del cambio en la política productiva de Alcoa. El futuro de la compañía está en su división. Por un lado, productos elaborados de aluminio y también de otros metales (titanio, sobremanera) y, por otro, el negocio tradicional: el aluminio en tochos.

Otros metales

Sin embargo, la falta de futuro para la planta de Avilés (y de La Coruña o San Ciprián, en Lugo) no está sólo en que se dedica a un nicho de mercado de menor valor cuantificado (aluminio primario). El problema es que ese nicho de menor valor apenas puede ser atendido si no existe una tarificación energética acorde al coste de producción. El modo de producir el aluminio primario es, desde hace más de siglo y medio, por medio de la electrólisis, es decir, consumiendo energía eléctrica a paladas.

El rápido aumento de las exportaciones de China y el aumento de la inversión en infraestructuras avivaron la demanda de materias primas. El gigante asiático ha venido engullendo la mitad de la producción mundial de materias primas desde la década de los noventa. Esto empezó a cambiar con el estallido de la crisis de 2008.

En la segunda mitad de 2014 saltaron las alarmas: había más níquel en los almacenes que en los barcos y eso mismo sucedía con el plomo, el estaño, el aluminio e, incluso, el cinc (estos dos últimos, intereses señalados en la comarca).

En agosto del año pasado, el Banco Popular de China puso el último clavo en el ataúd de los productos básicos mediante la devaluación del yuan (la moneda china). Fue el momento en que la caída del precio de las materias primas comenzó a descender de manera notable, el momento también en que los fabricantes occidentales empezaron a atarse los machos, justo cuando el aleteo de la mariposa se convirtió en vendaval.

Compartir el artículo

stats