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ALMUDENA GRANDES | Escritora, participa mañana en el Ciclo de Palabra del Centro Niemeyer

"La época que vivimos va a ser fuente de mucha literatura, cine y relatos"

"Obligar a elegir a los escritores jubilados entre percibir la pensión o los derechos de autor es un gesto hostil de Hacienda hacia la cultura"

Almudena Grandes participa mañana, miércoles, en el Ciclo de Palabra que celebra el Centro Niemeyer, a las 20.00 horas, para presentar su última novela, "Los besos en el pan", centrada en las peripecias que viven durante un año los vecinos de un barrio de Madrid en tiempo de crisis.

-¿Podría decirse que el libro es más una crónica social que una novela?

-Es una novela porque la forma del libro es de novela, pero está muy pegada a la realidad. No es un relato de lo que ha pasado; sí de lo que está ocurriendo y que no estamos seguros sobre cómo acabará. Es cierto que comparte los rasgos que definen las crónicas contemporáneas; es una novela social porque se trata de un retrato de la sociedad. Es la primera vez que escribo una novela sin un protagonista concreto; aquí es el barrio y sus personas. Esto le da un carácter de novela social. Cuando me planté escribir el libro me di cuenta de que las grandes novelas corales que me influyeron en la adolescentes estaban escritas en tiempos de crisis.

-En este caso, todo parecido con la realidad no es pura ficción.

-Busqué que se pareciera a la realidad. Para eso he tenido que cambiar muchas cosas respecto a los libros que escribí antes. La literatura produce miradas sobre la realidad más sutiles que otros medios porque renuncia a la instantaneidad. He abandonado el bagaje de mi género para escribir una novela impresionista; es el resultado de pequeñas impresiones. El libro recoge y condensa todo lo que he escrito sobre la crisis en los artículos o columnas de los periódicos.Los escritores estamos obligados a interpretar la realidad.

-¿Las historias y los personajes son reales o ficticios?

-Hay relatos con un origen real, pero la literatura ficciona. Algunas historias parten de casos propios y otras de lo que me han contado. Curiosamente, las más truculentas son reales y las más naturales son ficción.

-¿Los años de crisis han sacado a la luz lo mejor de la sociedad?

-Han sacado lo mejor y lo peor. Nos ha reconciliado con nuestros orígenes. En época de vacas gordas hemos sido una sociedad insensible, indiferente, autista; cada uno vivía en una espiral de consumo y mirábamos poco a los demás. Cuando se pusieron feas, afloraron cualidades olvidadas y nos volvimos más solidarios.

-¿La sociedad se sustenta gracias a la familia y los amigos?

-Las redes de solidaridad familiar que sostienen a tanta gente es la marca España. En los últimos años no se percibía pero los que viajábamos por Europa nos preguntaban cómo se mantenía España y era posible que hubiera paz social, que no se atracaran los supermercados. Lo explica el modelo que aquí pervive.

-¿Qué le llevó a interrumpir su trabajo de episodios sobre la guerra y la posguerra y embarcarse en esta novela?

-Fue "Las tres bodas de Manolita". Cuando apareció el libro me sobrecogió que la novela (sobre el hambre de los años cuarenta) coincidiera con los titulares de los periódicos: okupas, paro, desahucios? La memoria no tiene que ver con el pasado, es una perspectiva básica para construir el presente y proyectar el futuro. Me pregunté: si puedo contar lo que no he vivido, ¿sería capaz de contar lo vivido? "Los besos en el pan" es, por tanto, un experimento personal. No sabia si iba a ser un libro de artículos, de cuentos? Al final acabó en una novela que simultaneé con el cuarto episodio de la serie.

-Está escribiendo los episodios, ¿cómo cree que se verá dentro de 50 años lo que ocurre ahora en España?

-Esta época va a ser fuente de mucha literatura, cine y relatos. Ha sido un cambio tan salvaje en la vida de los españoles que va a producir mucho, pero hará falta que pase un poco de tiempo. Entonces se verá como algo muy dramático, el fin de una época y una experiencia no sólo española; afecta a toda Europa. Esto es un pliegue muy profundo de la realidad.

-Desde "Las edades de Lulú", su primer libro, a "Los besos en el pan" siempre ha publicado con Tusquets. ¿Cómo se alcanza tal fidelidad?

-Nos va bien. Es como los matrimonios. Tuvimos suerte con la primera novela y a partir de ahí me apoyaron y fueron muy generosos conmigo. Me gustó cómo me trataron y me gustaba cómo editaban. Con esta concordia inicial se fueron estrechando relaciones personales muy fuertes. Seguro que soy un perro verde pero lo llevo con naturalidad.

-Hacienda dice que los escritores profesionales jubilados no pueden cobrar presión y derechos de autor, que deben elegir entre uno u otro ingreso. ¿Qué opina al respecto?

-Soy partidaria de que se paguen impuestos pero me parece peculiar que el Ministerio de Hacienda llegue a un trato con futbolistas que ganan millones y no van a la cárcel y en cambio, una norma tan tajante y rigurosa se aplique a una profesión tan rara como la mía. Un escritor tiene un trabajo muy irregular; nunca sabemos qué libro va a tener éxito. Andamos pendientes de adelantos. Y los jóvenes lo tienen peor, ya que cuando se vende es con el paso de los años. Creo que esta medida es un gesto hostil hacia la cultura.

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