Los tribunales seguirán siendo el escenario del divorcio entre el hostelero del Niemeyer, Enrique Martínez Ondina, y el centro cultural. Ayer se celebró el acto de conciliación solicitado por el empresario por las declaraciones realizadas en el juicio para romper el contrato del servicio que hizo el responsable de mantenimiento del complejo, Eloy Uría. Éste afirmó que el hostelero "llegó a salir a la plaza enarbolando un cuchillo, diciendo que quería matar a alguien y preguntando por el gerente", según sostiene Ondina. Como Uría no se retractó de "lo dicho duranta la vista oral", el abogado del hostelero, Gabriel Giraudo, afirmó que el proceso seguirá con la consiguiente denuncia.

Este nuevo episodio judicial es fruto de la resolución en los tribunales del contrato del servicio de hostelería del Niemeyer, por fuertes desavenencias entre la gerencia y los responsables del restaurante. El juez obliga a los hosteleros del Niemeyer a dejar el negocio y a pagar los cánones fijo y variable de la explotación, tal y como reclamaba la Fundación del centro.

El adjudicatario del servicio se había negado a satisfacer estas cantidades con el argumento de que había tenido que costear obras y mejoras en las instalaciones. La sentencia recoge asimismo que sean abonados una parte de los gastos solicitados por el responsable de la empresa concesionaria en un importe similar al que la Fundación aceptó. En total, esta cantidad asciende a 27.597 euros. No obstante, el hostelero aún puede recurrir la sentencia.

Y en ese juicio es donde el responsable de mantenimiento del complejo cultural hizo las declaraciones anteriormente entrecomilladas, según Ondina, cuyo abogado calificó de "dolorosamente inciertas". El Centro Niemeyer no quiso ayer hacer ningún comentario del asunto, al ser un tema "sub iúdice".