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ROSA COBO BEDIA | Teórica feminista, escritora y profesora de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña

"Penalizar al demandante acabaría con la prostitución"

"La violencia machista se produce porque algunos varones no aceptan que las mujeres ejerzan su autonomía y libertad"

Rosa Cobo Bedia. NACHO OREJAS

Rosa Cobo Bedia, licenciada en Ciencas Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, es un referente nacional en sociología del género y teoría del feminismo. Esta semana inauguró la segunda edición del curso de coeducación que organiza el Centro del Profesorado y Recursos Avilés-Occidente.

-¿La coeducación es la base para alcanzar la igualdad entre ambos géneros?

-Es una herramienta fundamental para establecer unas relaciones en la dirección de la igualdad entre niños y niñas, adolescentes y entre chicos y chicas. Consiste en un tipo de enseñanza, de educación, en que se toma conciencia de que existen muchos mecanismos de trato hacia las niñas que rompen la igualdad. Por tanto, la coeducación sería visibilizar esos mecanismos que rompen la igualdad.

-¿Qué papel ocupa el lenguaje en la coeducación?

-Es fundamental porque el lenguaje también es un instrumento ideológico y de poder. Se ha hecho a la medida del varón. Es el medio a través del cual se nombra y las feministas pensamos que lo que no se nombra no existe. De modo que si en un aula utilizamos continuamente el masculino, no nombras a la mitad o más de la clase.

-La violencia machista presenta niveles desorbitados. ¿Las administraciones están actuando adecuadamente?

-Hay una inoperancia muy grande por parte del poder político; no tiene la convicción de que la violencia contra las mujeres es un problema político. Además, hay sectores que tampoco consideran que se trata de un problema social de tal magnitud que requeriría un pacto social y político.

-¿Dónde sitúa las causas?

-Yo prefiero hablar de violencia patriarcal antes que de violencia de género. Vivimos un momento histórico de retroceso de los derechos de las mujeres y cuando éstas empiezan a perder espacios que tenían, la violencia surge como una herramienta natural en las sociedades patriarcales. Se produce porque algunos varones no aceptan la autonomía y la libertad de las mujeres cuando éstas quieren ejercerlas. Han sido socializados en la idea de que la mujer es una propiedad del varón y ello significa que tienen el derecho y la legitimidad a poner en funcionamiento mecanismos de control contra esa mujer. En muchos casos desemboca en asesinatos, aunque antes de llegar a la muerte hay millones de mujeres en este país que están sometidas a otros procesos de violencia. Muchos hombres no asesinan a sus esposas o compañeras pero las someten a una violencia psicológica que las desempodera, las devasta psicológicamente.

-¿Las chicas jóvenes están igualmente sometidas?

-Igualmente, y esto tiene que ver con la coeducación. Los niños, adolescentes y hombres son socializados para la actividad, el poder, el dominio. Las niñas reciben mensajes distintos; son socializadas para la pasividad y los cuidados. Esta situación requiere políticas públicas de prevención en las aulas. La violencia contra las mujeres no puede llevar sólo una sanción penal, tiene que tener una solución en términos de educación, en términos de prevención.

-¿El acoso sexual es otra realidad apenas conocida?

-Tiene una importancia cuantitativa mucho mayor y la sociedad actúa como si no existiese. Cuando varios tipos de manifestaciones de violencia se juntan, el resultado es que se produce una crisis muy fuerte de legitimación de la democracia. Una sociedad no es democrática si un grupo de personas está sometida a unos procesos continuos de violencia.

-¿Ser mujer lleva implícita la condición de víctima?

-El informe mundial de la salud de 2002 dice que el 25 por ciento de las mujeres de los países de la Unión Europea han sido sometidos a abusos sexuales en su infancia y, en la mayor parte de los casos, por varones de su entorno. La violencia física, psicológica y sexual no es la única que cae sobre los hombros de las mujeres. También hay una violencia económica. Existe un déficit de derechos. Muchas mujeres no pueden ejercer algunos de sus derechos porque para ello hay que tener las condiciones psicológicas y materiales que te lo permitan.

-¿El déficit de derechos tiene que ver con las políticas económicas?

-Tiene mucho que ver con el neoliberalismo, que ha abocado a las mujeres a un mercado laboral parecido al del siglo XIX. Somos mayoría en los salarios de pobreza, en los trabajos a tiempo parcial y en el trabajo sumergido. Las maquilas más descualificadas son las más feminizadas. El papel que ocupan las mujeres en el mercado laboral es el de los escalones más bajos, el que tiene menos derechos y peores sueldos. En la medida que se aplican políticas económicas neoliberales se recorta lo público y por consiguiente se reducen prestaciones que benefician a las mujeres.

-¿Los objetivos del feminismo siguen siendo hoy día los mismos de hace años?

-El feminismo es una tradición intelectual y un movimiento social que va cambiando en la medida en que se van presentando problemas nuevos a los que dar respuesta. En España, está haciendo una aportación a efectos de civilizar las relaciones sociales muy grande. Tiene como objetivo poner igualdad donde hay desigualdad y libertad donde hay subordinación y opresión.

-¿Estamos en un momento propicio para dar vuelta a las desigualdades de la mujer?

-A las mujeres, nos conviene que las izquierdas ocupen el poder político porque lo hacen con mensajes de igualdad, pero la nueva izquierda, según mi percepción, tiene la vista puesta sobre todo en las desigualdades económicas más que en las de género.

-Lleva años trabajado en torno a la prostitución. ¿Qué magnitud alcanza este negocio?

-La prostitución es el negocio fundamental de lo que llamaríamos la industria del sexo. Ésta es inmensa, ocupa el segundo término en beneficios globales dentro de las economías ilícitas y detrás de las armas. La industria del sexo se basa en la mercantilización de los cuerpos de las mujeres.

-¿Cómo acabar con ella?

-No se puede aplicar ninguna solución que sea penalizar ni criminalizar a las mujeres que estén en la prostitución. Sería partidaria de la solución sueca, consistente en penalizar a los demandantes. Asturias es uno de los lugares de España con la tasa más alta de hombres que acuden a la prostitución. Y, en España, el 39 por ciento de los varones ha acudido en alguna ocasión de su vida a la prostitución. Es la tasa más alta de toda Europa.

-¿Cree que es consecuencia de la sociedad patriarcal?

-La violencia de las mujeres no se puede entender sin explorar sus causas. Esta violencia no surge de forma espontánea, porque hay hombres que son así, que tienden a la agresión. Es importante desactivar esa idea. Los hombres no son agresores ni las mujeres no nos ponemos a tiro para que nos agredan. Ambos vivimos en sociedades donde lo masculino ocupa una posición de poder y lo femenino de subordinación.

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