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Un pescador jubilado afronta un desahucio por "ofender" a la Cofradía, dueña del piso

Avelino Cuervo afronta su desahucio y el de su madre por haber "ofendido" a los directivos de la Cofradía

El matrimonio revisa documentación relativa a su casa. MARA VILLAMUZA

El fantasma de los desahucios vuelve a recorrer las calles del poblado de pescadores de Avilés, propiedad de la cofradía "Virgen de las Mareas". Hasta seis familias han recibido estos días otras tantas cartas en las que se comunica la intención de la Cofradía de "regularizar" el estado de sus alquileres a la vez que se avisa a los interesados de que si no llegan a un acuerdo económico, en el plazo de un mes, deberán dejar "libre y expedita" la vivienda. Uno de los receptores de esa carta es Avelino Cuervo García, más conocido como "Cartucho", hijo y nieto de pescador, pescador él mismo desde chaval y, ahora, un jubilado de la mar de 57 años que ni por lo más remoto esperaba que la entidad de la que fue socio durante 43 le metiera "semejante puñalada".

Cartucho es, además de alguien muy conocido en los ambientes pesqueros avilesinos, todo un personaje del Nodo y, por eso, la noticia de que la Cofradía emprende acciones contra sus intereses ha generado a partes iguales rabia y estupefacción. Pocos lo dudan y el afectado menos que nadie: "Esto es una represalia por haberme marcado en la lucha vivida en 2014 contra otros desahucios en el poblado. Es una venganza, ni más ni menos". Cuervo alude a las importantes movilizaciones convocadas por la antigua asociación de vecinos del Nodo con motivo de anteriores intentos de desahucio y que incluyeron una acampada que duró meses. Al prenderse de nuevo la mecha de este polvorín, no es descartable que las pancartas vuelvan pronto a la calle; en medios vecinales lo dan por seguro.

A Cartucho le preocupa el futuro de su casa: vive con su esposa, Carmen López Ponte, en un segundo piso por el que paga una renta mensual de 10,79 euros (IBI incluido) y no concibe que eso pueda cambiar "después de casi medio siglo siendo socio de la Cofradía". Pero aún le sulfura más la advertencia de desahucio cursada a su madre, Esther García Álvarez, viuda de marinero, enferma y con 86 años. "¡Mi madre es sagrada, con eso que no jueguen!", exclama con evidente enfado este veterano pescador más acostumbrado a pelear con la bravura del Cantábrico que con la maraña administrativa en que desde hace unos días se ha vuelto su vida.

La versión que da la directiva de "Virgen de las Mareas" de esta nueva oleada de desahucios es la acostumbrada: desde hace al menos cinco años hay un proceso en marcha de regularización del patrimonio de la entidad; a los afectados del Nodo se les ofrece la posibilidad de actualizar la renta que pagan (serían 200 euros en el caso de Cartucho) o comprar la casa que habitan y solo en caso de no lograr acuerdos amistosos se actuará por vía judicial instando el desahucio.

No obstante, para Cartucho y su madre hay explicaciones aparte. En el caso del pescador jubilado, desde la Cofradía explican que se ha decidido tomar medidas "disciplinarias" como consecuencia de sus repetidas "ofensas" a los miembros del cabildo y a los trabajadores de la entidad. Estas supuestas ofensas, según el relato de un portavoz de la Cofradía, consisten en "imprecaciones, mofa, menosprecio, insultos...", han sido "reiteradas durante los últimos dos años" y resultan "intolerables". Respecto a la madre de Cartucho, la justificación que da la Cofradía para iniciar acciones contra ella es que "tenemos pruebas fehacientes de que no usa la casa".

El asunto, llamado a traer cola, ha adquirido un matiz feo después de un agrio encuentro que mantuvieron el pasado martes Avelino Cuervo y el secretario de la Cofradía, Alejandro Álvarez. El primero exigió explicaciones al representante de la entidad y, como no le gustaron, discutió acaloradamente, tuvo un momento de genio en el que casi rompe una mesa y, presa de los nervios, profirió palabras que suenan a amenaza: "Si falta mi madre por vuestra culpa y tengo que enterrarla, el siguiente yes tú". Alejandro Álvarez presentó denuncia en la Comisaría por estos hechos, de los que Cartucho dice arrepentirse y achaca a "la tensión propia de quien recibe la noticia de que quieren quitarle la casa por el capricho de unos señores".

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