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FRANCISCO BASTIDA | Promotor de la Red de Ciclojuristas

"Los políticos sólo utilizan la bici para hacerse fotos en campaña"

"No basta acomodar la ciudad al uso de la bicicleta si no se hace nada para disminuir el número de coches"

Francisco Bastida. ÁNGEL GONZÁLEZ

Francisco Bastida, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, se desplaza a diario a pie o en su bicicleta eléctrica, "salvo que llueva". "Es el vehículo más rápido para la ciudad. En contra de lo que se pueda pensar, no es peligroso circular en bici y en general los conductores son respetuosos con el ciclista", sostiene. Bastida es promotor de la Red de Ciclojuristas, un colectivo que aporta conocimientos jurídicos para orientar cambios normativos en favor de la bicicleta.

-¿Las ciudades asturianas están a años luz de Pontevedra o Vitoria en cuanto a la convivencia de coches y bicicletas?

-Por desgracia, sí, pero eso no quiere decir que no se hayan hecho cosas. La mejora en estos últimos años es notable en Gijón y en Oviedo. En esta última ciudad se ha pasado de no verse ni una bicicleta por la calzada a muchas mujeres y hombres, jóvenes y no tan jóvenes, utilizando la bicicleta.

-¿Incentivar y facilitar el uso urbano de la bicicleta es cuestión de voluntad política o de dinero?

-Sobre todo es cuestión de voluntad política. Mientras no se cambie de modelo de ciudad no hay nada que hacer. El culto al automóvil, su posición en régimen de casi monopolio del asfalto, es un contrasentido para los ciudadanos, incluidos los usuarios de los vehículos privados. Más contaminación del aire y acústica, más accidentes graves, más sedentarismo y más gasto para las arcas municipales en el mantenimiento de las calles. No es razonable coger el automóvil por sistema para moverse por la ciudad. No basta acomodar la ciudad al uso de la bicicleta si no se hace nada para disminuir el número de coches que circulan sobre ella. Adaptar la ciudad a la bicicleta, para un uso seguro de la misma, no es excesivamente costoso y, desde luego, barato si se compara con los beneficios que reporta.

-¿La normativa vigente protege al ciclista?

-De manera muy escasa. La normativa está pensada para la circulación de vehículos a motor y la bicicleta aparece como una intrusa y sólo en pocos supuestos está su conductor especialmente protegido. Es más, se le trata igual que si condujese un vehículo a motor. Las sanciones son las mismas, sin tener en cuenta que la conducta de un ciclista no encierra igual peligro que la misma conducta hecha por un camión.

-No existe ningún tipo de licencia obligatoria apara circular en bici. ¿Debería ser la educación vial una asignatura más en los colegios?

-Ya existen programas de educación vial en los colegios, pero son poco eficaces. Los niños saben montar en bicicleta, pero no saben circular con ella por la ciudad. Debería haber una asignatura práctica que obligase a los colegios a enseñar a circular a sus alumnos y hacer un uso seguro y responsable de la bicicleta.

-¿Debería ser obligatorio un seguro de responsabilidad civil para los ciclistas?

-Es conveniente su contratación, sobre todo si se hace un uso continuo de la bicicleta, pero no obligatorio. Los seguros de automóviles y del hogar no han explotado suficientemente la oferta de asegurar a los ciclistas de la unidad familiar como aliciente para contratar con una determinada compañía de seguros.

-Suele haber polémica a la hora de introducir una bicicleta en el transporte público. ¿Pueden negarse en el autobús o el tren a llevar una bicicleta?

-En el tren ya es posible transportarla, aunque hay limitaciones de plazas y no todos los trenes disponen de este servicio. El mayor problema son los autobuses urbanos e interurbanos de cercanías. Las autoridades deberían obligar a que las compañías presten ese servicio. En ciudades con pendientes, como Oviedo, sería una gran ventaja, porque podrían los alumnos de las Facultades de El Cristo subir la bici en el autobús y luego bajar en ellas a sus casas. En otras ciudades ya existe este servicio.

-¿Tiene un ayuntamiento capacidad para establecer zonas de uso compartido de aceras y/o zonas peatonales?

-El compartir las aceras con las bicicletas es una mala solución. De hecho la acera es exclusiva del peatón. Si es amplia, podría reservarse una parte de la misma para un carril bici, pero al estar en el mismo plano que la acera, el peatón no es consciente de la delimitación. La bicicleta no puede abrirse paso en la ciudad desplazando al peatón, sino al coche y por el asfalto. De nuevo es clave la voluntad política y el deseo de impulsar o no una movilidad sostenible. Allí donde puedan trazarse carriles bici, esa es la medida más segura, pero donde no se pueda hay que establecer calles 30 (Velocidad limitada a 30 kilómetros por hora) y carriles 30, cuando una calle tenga dos o más carriles en una misma dirección, reservándose el de la derecha para una velocidad limitada a 30 y con prioridad ciclista.

-¿Qué novedades introdujo la nueva Ley de Seguridad Vial en cuanto a la relación ciclistas-conductores?

-Absolutamente ninguna. Fue un fiasco. Desde la Mesa Nacional de la Bicicleta intentamos un cambio profundo de la Ley, pero lo único que se hizo fue imponer la obligatoriedad del casco en ciudad a los ciclistas menores de 16 años. Los políticos no usan la bicicleta, salvo para hacerse una foto en campaña electoral y eso se nota cuando se ponen a legislar.

-¿Ha avanzado la Red de Ciclojuristas en la consecución de sus objetivos desde su puesta en marcha?

-En su seno se han elaborado las directrices de un Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta, que actualmente se está discutiendo con la Administración y que será de gran utilidad para el próximo gobierno. También estamos trabajando en una próxima ordenanza marco de movilidad ciclista que sirva de guía a los ayuntamientos.

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