El corazón rojo de Antonio Vázquez, "El Ruso", dejó de latir a los 90 años. Este histórico militante comunista pasó su vida fiel a unos principios, de hecho, anteayer, horas antes de su fallecimiento, todavía tenía ánimos para cantar "La Internacional" en ruso, idioma que aprendió durante su exilio en la extinta Unión Soviética (URSS) durante décadas. El que fuera líder vecinal de Trasona y fundador de la asociación "La Paloma", siendo un niño, vio como los franquistas le rapaban el pelo a su madre y a su hermana. Vázquez también fue hijo de un republicano fallecido en la Guerra Civil española.

Con tan solo diez años, se embarcó en El Musel con destino a la URSS como niño de la guerra. Años después, comenzó a militar en las Juventudes Comunistas de aquel país y, siendo un chaval, combatió en la batalla de Stalingrado. Nunca quiso dar detalles de su participación en aquel conflicto clave de la Segunda Guerra Mundial. Después de décadas de exilio, "El Ruso" volvió a Asturias y comenzó a trabajar en la industria maderera, labor que ya había desempeñado en el gigante soviético. Trabajó en Maderas del Norte, Montajes Nervión y también en Ensidesa, donde se jubiló. Vázquez fue un activo militante de Comisiones Obreras en los años de la reconversión industrial.

Sus amigos relataron ayer que, en sus últimas horas de vida en su casa, "tuvo tiempo para despedirse de sus tres hijos" y anunciarles: "Me voy". No sin antes cantar "La internacional", un himno que le acompañó toda su vida. Una de las virtudes de Antonio Vázquez, dicen sus amigos, era su capacidad para la autocrítica. De hecho, solía comenzar con algún comentario de este tipo las reuniones de su partido de toda la vida.

La muerte de "El Ruso" llegó ayer al Pleno municipal, donde hubo un minuto de silencio en su nombre y también la petición de una calle para este hombre que, en 2012, recibió la distinción de "Corverano ejemplar" por su trayectoria política, sindical y vecinal.

El cadáver de "El Ruso" será incinerado hoy, a las 12.30 horas, en el tanatorio de Avilés. No se celebrará acto religioso en recuerdo de un hombre que siempre tuvo el puño en alto.