"Sois el sustento del edificio de la justicia, la equidad y la igualdad social". Con estas palabras agradeció ayer el consejero de Educación, Genaro Alonso, la tarea educativa desempeñada por los 687 docentes que ayer celebraron su jubilación (y que se hizo efectiva entre abril de 2014 y febrero de 2016), así como a otros 76, personal no docente, que compartieron también el día a día de los centros escolares. Al acto, que se celebró en el auditorio del Niemeyer, asistieron también el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez; el presidente del Consejo Escolar de Asturias, Alberto Muñoz; la concejala de Educación del Ayuntamiento de Avilés; Yolanda Alonso, y el director general de personal docente, Roberto Suárez.

Unos que salen de la profesión y otros que entran: los opositores que participarán en el proceso selectivo previsto para este año. En este sentido, el consejero de Educación resaltó que la convocatoria "supone una rebaja sustancial de la tasa de interinidad, del 26 al 11 por ciento". Están previstas 418 plazas en 31 especialidades de Secundaria y FP. "Seguimos en la línea del proceso de transparencia que queremos llevar a cabo referido a la publicidad de los criterios de calificación de las pruebas selectivas, el sorteo único por especialidad y otros aspectos referidos a la transparencia de las mismas", dijo.

Los docentes ya jubilados tuvieron la ocasión de hacer repaso de varias décadas de servicio que, como destacó el director general de personal docente, transcurrieron durante un evidente tiempo de cambio en la realidad educativa, aunque no en la ilusión de los profesionales. Roberto Suárez puso en la balanza los pros y los contras de la jubilación: "En parte uno no desea jubilarse, tenemos muchas cosas que ofrecer y una profesión que nos permite ayudar a otras personas. Quizá la respuesta al dilema está en que jubilarse es un derecho, y a los derechos no se puede renunciar. Y que si no nos jubilamos, los jóvenes se quedarían fuera. Es necesario confiar en ellos".

Flor Martínez, profesora del instituto Pando de Oviedo, analizó lo que había significado comenzar su andadura profesional en el siglo XX y concluirla en el XXI. "Te permite verlo todo con otra perspectiva", indicó. En esos 50 años "se pasó del pizarrín a la tablet". "O, como plasmó con acierto el periodista de LA NUEVA ESPAÑA Eduardo García, 'De la leche en polvo a la pizarra digital'". Pero, pese a los cambios, aseguró, los alumnos siguen siendo lo mismo: "Siguen demandando atención, cariño y comprensión. Los niños son siempre eso, niños". También tomó la palabra Ignacio Vares, exdirector del instituto de Tapia de Casariego. "La condición de profesor forma parte de la esencia de nuestra persona", destacó.