La jornada festiva e inaugural de la Semana Santa arrancó con las bendiciones de ramos en las diferentes parroquias, con cambios de ubicación en algunas de ellas. La más madrugadora fue la de Santo Tomás de Cantorbery, que en esta ocasión no pudo lucir en la plaza del Carbayo y se trasladó a la iglesia grande de Sabugo, también de bote en bote; le siguió la de San Nicolás de Bari, a las once, y la de San Antonio de Padua, al filo del mediodía.

Tras la bendición de los ramos en esta última parroquia, que cubrió de un manto de paraguas los alrededores de la antes iglesia de los Padres Franciscanos, el templo acogió la misa con una hora de adelanto (lo habitual es su celebración tras la procesión, que parte de Carlos Lobo y recorre parte del casco histórico de la ciudad). "Que Dios nos conceda una Semana Santa llena de paz y fraternidad", pronunció en su sermón Fernández Llano, que también dio tirones de orejas. "Algunos vienen hoy y ya no vuelven", lamentó. El párroco también tuvo palabras en la misa para el pueblo sirio: "Europa es un país avanzado y cierra la puerta a los que vienen muertos de hambre huyendo de la guerra. Poneos de acuerdo para construir un mundo más humano y más justo", dijo.

La fortuna sonrió a los cofrades del Cristo de la Verdad y la vida. La lluvia que acompañó toda la jornada dio un respiro al filo de las siete de la tarde y permitió sacar por primera vez la imagen de Jesús en el huerto de los olivos, que partió de la parroquia de Cristo Rey y recorrió las calles Pelayo, La Paz, Fruela y Covadonga. El negro, el rojo y el azul de los cofrades pusieron el color a una procesión modesta, que confía en ganar lustre en próximas ediciones. La del Cristo de la Verdad y la Vida fue la primera procesión de la Semana de la Pasión de 2016 en Avilés.