Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y del centro tecnológico AZTI inician estos días sendas campañas para determinar la biomasa de especies como la xarda y el chicharro (jurel) en el golfo de Vizcaya y en el Atlántico Norte. En ambos casos se realizará una estimación del tamaño de esas poblaciones por el método de producción de huevos. Éste se basa, según los expertos, en el análisis del total de huevos desovados en el plancton, que se correlaciona con la fecundación promedio de los peces. "El resultado será proporcional a la biomasa de reproductores", explican.

Estas campañas, de carácter trienal, son parte de una iniciativa coordinada internacionalmente con la mayoría de los países de la fachada atlántica europea "para llevar a cabo el que supone uno de los mayores esfuerzos de muestreo en la evaluación de recursos pesqueros en Europa".

El IEO participa en esta iniciativa con las campañas Careva y Jureva, que comenzaron este mes y seguirán en abril. Ambas comparten igual diseño de muestreo y cobertura espacial y se desarrollarán desde la parte sur del golfo de Vizcaya -al norte de la desembocadura del río Garoña- y la frontera entre España y Portugal, en la desembocadura del Miño. En un total de 137 estaciones se realizarán arrastres en oblicuo desde una profundidad máxima de 200 metros hasta la superficie con una red especial para la captura de huevos de esas especies.

Además, en cada estación se recogerá información oceanográfica que permitirá caracterizar la columna de agua, "imprescindible para conocer las condiciones y tiempo de desarrollo embrionario de esos huevos".

En los últimos años, las campañas de análisis de la caballa han constatado un aumento de la biomasa en el mar pero, por contra, se han ido reduciendo las posibilidades de pesca. La cuota correspondiente a España en 2014 fue de 46.710 toneladas; este año, se reduce hasta las 33.747 toneladas. La media de capturas en Europa de chicharro también ha bajado. En el periodo comprendido entre el año 2000 y 2015 se sitúa en 167.000 toneladas, un 46 por ciento menos que en los años noventa.