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Distrito único, colegios y gasolineras

La semana pasada el PP presentó una moción en el Ayuntamiento avilesino pidiendo el distrito único escolar. Según el texto de la moción, con la planificación escolar existente, el gobierno impone a las familias un colegio determinado y frente a esa "dictadura" se defiende la libre elección de centro. Además, se afirma que la eliminación de la zonificación escolar mejora la calidad educativa al aumentar la competencia entre centros. Tan evidentes les parecen los argumentos que afirman que "cualquier oposición hacia el cambio de este sistema de zonificación carece de todo fundamento". Será que después de la genial sentencia de Rajoy "por las carreteras tienen que ir coches y de los aeropuertos tienen que salir aviones" en el PP ya creen que todo lo que dicen son verdades evidentes.

Para empezar, ¿existe realmente una asignación de centro basada en el territorio? Lo cierto es que cada comunidad autónoma establece un baremo para ordenar a los solicitantes de plaza escolar que sólo tiene efectos cuando la demanda de plazas en un colegio es mayor que las vacantes. En ese baremo se tiene en cuenta si el alumno tiene discapacidad, si tiene hermanos matriculados, si la familia tiene graves dificultades económicas y si el domicilio familiar o laboral está cerca del colegio. Es este último criterio el que quiere eliminar el PP.

En el caso de los públicos, la mayoría de las familias elige alguno de los que tiene cerca y el 95% consigue matrícula en su primera opción. El baremo actúa en los colegios que, como el Palacio Valdés o el Quirinal, están en zonas de expansión y de población joven y que probablemente necesitarían la construcción de un nuevo colegio. Los concertados son otra historia. Los autobuses de estos colegios recorren todos los barrios de Avilés recogiendo niños y niñas en zonas diferentes a la correspondiente al colegio. Entonces, ¿es la zona un obstáculo insalvable? Evidentemente, no. Los colegios concertados tienen la capacidad de seleccionar al alumnado por vías diferentes al baremo. Existen filtros indirectos y sutiles.

Para empezar, el 80% de estos centros están vinculados a la Iglesia Católica, así que el ideario del centro hace que las familias que profesan otras religiones ni se lo planteen. Para seguir, es un secreto a voces que en estos centros hay cuotas "voluntarias" y sobrecostes de los servicios complementarios. Según un informe de la OCU, la "donación" media es de 500 euros anuales y el gasto anual por alumno en servicios complementarios (comedor, extraescolares y transporte) de un concertado suponen en media 1500 euros más que en uno público. La llamada "libertad de elección" es de esas libertades que no todo el mundo puede ejercitar. Los resultados empíricos apoyan esta idea. En Asturias, el 6% del alumnado de la pública es de origen extranjero frente al 3% de la privada, el 53% de los padres en la concertada tienen una profesión cualificada frente al 36% en los públicos, el 45% de las familias en la concertada tienen ingresos mensuales netos superiores a 2000 euros frente al 32% en la pública, el 94% del alumnado gitano acude a centros públicos.

Cuando todas las evaluaciones indican que el nivel sociocultural y económico de las familias es el factor más determinante en los resultados académicos, aquellos centros que logren una composición social con menor presencia de las clases bajas son los que podrán ofrecer mejores resultados para los ranking de la LOMCE. Son los que tendrán una mayor demanda y entonces podrán seguir cribando o bien conseguir ampliación de conciertos.

El distrito único supone eliminar una de las mínimas medidas que hay de planificación escolar. En las comunidades donde se implantó se sustituye el criterio de proximidad por otros que fija el colegio con lo que no aumenta la libertad de elección de la familia sino la capacidad de selección del centro. Las diferencias en la composición social de ambas redes en Madrid hacen parecer insignificantes a las asturianas; baste un dato para ilustrarlo: el alumnado de origen extranjero supone el 15 % del total de la red pública y el 6% de la concertada.

La cuestión al final se puede plantear de manera más descarnada: ¿es usted partidario de que las leyes del mercado actúen libremente en la educación?, ¿quiere liberalizar el mercado y que los colegios compitan como si fuesen gasolineras? Sepa entonces que profundizaremos en la jerarquización de los centros: colegios para ricos, colegios para la clase media y colegios para pobres. No crea entonces que la calidad aumentará porque se renuncia a la diversidad como fuente de enriquecimiento cultural y educativo. En los sistemas educativos más avanzados no hay guetos escolares. Para poder construir un buen sistema educativo, es necesaria una financiación adecuada pero también una escolarización equilibrada y eso exige planificación y no la ley de la selva. Me parece bien que las gasolineras compitan para captar clientes pero en la escuela no vendemos mercancías, formamos personas.

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