La frecuente comparación de los pasajes bíblicos que recrea la Semana Santa con los asuntos de actualidad llevó a muchos de los espectadores que aguardaban ayer el inicio de la procesión del Beso de Judas a visualizar en la figura del traidor por antonomasia a los modernos "pecadores" cuyas faltas tienen que ver con la mentira, la infamia y la corrupción. De eso habló Ceferino Díaz Martínez, el párroco de San Nicolás de Bari, en su alocución a los fieles en los minutos previos a que arrancase la comitiva procesional calle de San Francisco abajo: "La traición y la mentira asociadas a Judas equivalen a los modernos conceptos de infamia y corrupción". El sacerdote hizo ver que Judas actuó desde el resentimiento y la desesperación y concluyó aconsejando a quien se sienta tentado en ese sentido que tenga "confianza en la verdad de Dios".

La del Beso de Judas, con más de 70 cofrades debidamente formados y uniformados, fue la primera de las dos procesiones celebradas ayer en Avilés e invitó a reflexionar sobre la palabra "traición". La matinal soleada que disfrutó la cofradía con sede en la iglesia de la Villa deparó una hermosa procesión de la que muchos avilesinos y turistas disfrutaron desde la confortabilidad de las sillas de las terrazas hosteleras a cuyo lado pasaban los cofrades, la mayoría niños del colegio y los grupos de catecismo de la parroquia de San Nicolás de Bari.

Mientras el Beso de Judas hacía su estación de penitencia, los miembros de la cofradía de San Juan preparaban con mimo en el atrio de San Nicolás los adornos florales de los pasos que salieron a la calle por la tarde: la Verónica y la Tercera Palabra (compuesto por Jesús en la Cruz, con la Virgen y San Juan a sus pies). Si la procesión de la mañana dio pie a reflexionar sobre la traición y otros comportamientos indeseables asociados, la del Silencio, protagonizada por los "sanjuaninos", invitó a profundizar en el amor filial, que según una extendida corriente de opinión teológica fue lo que Jesucristo quiso fomentar cuando, clavado en la Cruz, dijo a su Madre "mujer, ahí tienes a tu hijo" y luego, dirigiéndose a su amigo y discípulo Juan, añadió "ahí tienes a tu madre".

Ese pasaje de la llamada Tercera Palabra es el que evocan cada año los cofrades de San Juan tal día como ayer, con el añadido, reciente en el tiempo, de la imagen de la Verónica. La solemne procesión del Silencio, seguida por miles de personas, fue fiel al guión acostumbrado y transitó por unas calles que, a esa hora y en pleno puente festivo, bullían de ambiente. La manifestación externa de la fe católica y el pulso ordinario de la ciudad cohabitaron en paz y armonía.