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La tecla "negra" del éxito

"Me muero por tocar en Avilés", dice la pianista avilesina Mónica Menéndez, líder de la madrileña banda de soul "The Black Note"

Mónica Menéndez, en la calle Galiana. RICARDO SOLÍS

Tras superar el grado superior musical con especialidad en piano, Mónica Menéndez (Avilés, 1974) decidió coger las maletas y poner rumbo a Madrid "con una mano delante y otra detrás". Eran 481 los kilómetros, la distancia entre Avilés y la capital de España, lo que separaba a la pianista de su sueño: triunfar en la música.

"Cuando acabé mis estudios decidí poner rumbo a Madrid, ya que hacía tiempo que tenía claro que lo mío no era la música clásica, sino la moderna", dice. Este camino de encuentro espiritual con la música lo recorrió gracias a su participación en un grupo, "Delicatessen". "Vi un cartel en el Conservatorio de Avilés en el que buscaban una pianista para una banda y decidí apuntarme. El problema vino cuando intentaba tocar interpretar temas actuales y me costaba, no era capaz", explica. Pese a contar con una dilatada formación y destreza con el instrumento, a Menéndez se le escapaba la música moderna. "Con los años entendí que la música clásica y la del siglo XX son idiomas totalmente distintos", reflexiona.

De esta manera, y con el afán de convertirse en una "políglota" musical, Menéndez recibió clases en Madrid y adquirió las claves para dominar géneros como el jazz o el soul, que era lo que realmente le gustaba. Durante este proceso nació hace una década "The Black Note", banda de música que hoy lidera. "En un principio, empezamos tocando un estilo más cercano al jazz, pero con el paso de los años nos hemos ido dirigiendo a algo que se ajusta más al soul", indica. Además de modificar su rumbo musical, "The Black Note" también ha cambiado sus integrantes. "De los músicos que iniciamos este camino hace una década solo quedo yo", repasa la artista.

Menéndez es teclista y corista del grupo -"aunque en el disco canto dos temas"- además de la compositora de los temas. "Las letras las escribe mi cuñado, Alberto Hernández, y yo me encargo de ponerles sonido. Me expreso mucho mejor con música que con palabras", afirma. "The Black Note" cuenta con un disco en el mercado, "Not in vain" ("no en vano" en castellano) cuyo nombre es una declaración de intenciones y que fue autofinanciado mediante "crowfounding". "Además de ser el título de una canción representa una de mis filosofías de vida. Considero que todo lo que hagamos servirá para algo, que tendrá una trascendencia", augura.

Pese a haber tocado en diferentes sitios con el grupo -"Salas míticas de Madrid, Albecete o Jaén"- a Menéndez le queda una espina clavada. "Estoy muy orgullosa de ver que mi ciudad cuente con una gran actividad musical y salas de directos. Hemos tocado puertas para intentar tocar aquí, pero de momento no ha habido forma; seguiremos intentando porque me muero por tocar en Avilés", sentencia.

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