La procesión de la Resurrección despidió ayer la Semana Santa de Avilés tras siete días y la celebración de diez procesiones. Este año, la lluvia dio tregua a los actos religiosos ya que sólo obligó a suspender la salida de La Borriquilla, el Domingo de Ramos. "Reconozco que fue bastante bien, con mucha gente en las calles, sobre todo el Jueves y el Viernes Santo", señaló Rufino Arrojo. A pesar de la alta afluencia de público, el presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades de Avilés considera que la festividad "sigue siendo desconocida; necesita visibilidad mediante más promoción a nivel regional y nacional, tanto en el stand que Avilés tiene en la Feria de Muestras de Gijón como en Fitur".

A la hora de hacer un balance del programa en el que participaron nueve cofradías que agrupan a 1.200 cofrades, el hermano mayor de Jesús de la Esperanza se refirió a la tamborada celebrada por primera vez este año. Fue, dijo, "una novedad que caló entre la gente. Va a ir a más, con más cofradías".

Con la vista puesta en el futuro, la junta de cofradías aspira a contar con un local, crear el Museo de la Semana Santa y conseguir que la fiesta sea declarada de Interés Turístico Nacional.