En la Casa Consistorial avilesina, todos los grupos políticos han condescendido un año más con las huestes juveniles para que el parque de Ferrera sea su particular apartheid, con el fin de celebrar el tradicional jolgorio etílico-festivo del Lunes de Pascua, modo singular de evitar la integración gastronómica con sus denostados viejos. En este sentido, uno de los representantes municipales ha justificado la decisión indicando que una vez al año no hace daño medioambiental. Así pues, me sorprende que Rajoy haya sido declarado persona non grata en Pontevedra. El ciudadano Mariano se distingue por su acreditada solvencia conservacionista, a pesar de aquella inoportuna salida en defensa de su primo, el científico, que atribuía el cambio climático al fanatismo verde. El Presidente, en pleno auge de un relativismo vergonzante, sólo solicitó un tiempo muerto, el suficiente para conceder a Ence una prórroga de la licencia de producción de doce lustros. Total, sesenta años no es nada. Y es que, sumado al deterioro ambiental, la sórdida imagen del paisaje tras la batalla en un campo rodeado de ambulancias recolectoras de víctimas, y que todos nos afanamos en esconder, no puede permanecer en la filmoteca de la pretenciosa Atenas de Asturias. Os entiendo, no queréis legislar en caliente; pues bien, tenéis un año para meditarlo, más allá se les congelaría la litrona a los chicos. Y ya insertos en la cuestión de las líneas rojas, os invito a convocar un Pleno donde se solicite a la RAE la retirada del Diccionario de esa odiosa palabra "no"; porque vosotros, como apoderados de empresas políticas, sí sabéis el perjuicio electoral que provoca.