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JOSÉ MARTÍNEZ | Consejero delegado de Aleastur, empresa local en expansión en el golfo Pérsico

"El precio de la energía es un freno al desarrollo de la actividad industrial"

"Al margen del proyecto de Bahréin, invertiremos más de un millón de euros este año en Maqua para seguir creciendo y mejorando procesos"

José Martínez. MARA VILLAMUZA

La empresa Aleastur, con sede en el polígono de Maqua, afronta una nueva etapa con la entrada en su accionariado del Fondo Soberano de Bahréin, Mumtalakat. Como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, Asturiana de Aleaciones pondrá en marcha en dos años en la isla del Golfo Pérsico la que será su primera planta en el extranjero, desde la que suministrará a todo el continente asiático. Aleastur fabrica aleaciones de aluminio, principalmente en forma de alambre. La clave de su producto pasa por afinar el tamaño de grano de la mezcla de metales mediante aditivos que producen un cambio en la estructura del material. El consejero delegado de Aleastur, José Martínez, analiza en esta entrevista el presente y futuro de Aleastur, que cerró 2015 con una facturación de 50 millones de euros y 14.000 toneladas vendidas.

-¿Soplan nuevos aires en Aleastur?

-Se ha abierto una nueva etapa, sí. Somos una empresa internacional desde siempre, en el sentido de que la mayoría de nuestros clientes están fuera de España, pero es la primera vez que tenemos un socio extranjero y en una zona de crecimiento tremendo. Ya teníamos presencia en Oriente Medio, pero se nos ha abierto un abanico de posibilidades enormes en esa zona y en todo Asia, donde tenemos aún más potencial de crecimiento.

-La compañía está ya a tope de producción en el polígono de Maqua.

-Aquí estamos con saturación de líneas. Pretendemos seguir creciendo aquí, con las líneas que tenemos, y hacer una diversificación con otros productos en la planta de Oriente Medio. Se trata de crecer sin establecer competencia entre plantas, serán complementarias. De allí saldrán productos que no fabricamos aquí.

-¿Y habrá inversiones en la factoría asturiana?

-Aquí queremos seguir creciendo y mejorando procesos. Como todas las empresas, la lucha está en seguir introduciendo tecnología y reduciendo costes. Ese es nuestro reto permanente. Cerramos 2015 con un aumento de productividad importante, del 8%, y para 2016 prevemos nuevos incrementos de productividad. No se puede parar. La batalla no es de año en año, sino continua. En Avilés invertiremos más de un millón de euros.

-¿Prevén seguir creciendo en el mercado del sector aeroespacial?

-Aleastur ya está en la industria aeroespacial, porque tenemos clientes que trabajan para este sector. Las fabricaciones nuevas están más relacionadas con Esalrod (firma impulsada por Aleastur y la alemana Elisental), con algún tipo de alambre para aplicaciones en aeronáutica. El aluminio, además de en el sector del automóvil, cada vez se va imponiendo más en el mundo aeroespacial. Si la industria aeroespacial consume más aluminio, nosotros vamos detrás.

-¿No va a desvelar el secreto de lo que fabricará Aleastur en Bahrein?

-Un producto nuevo relacionado con las aleaciones en base de aluminio, no puedo decirle más. La de Bahrein será una planta más pequeña que la asturiana, con una plantilla de unas 40 personas. Los directivos y personas de peso van a ser de aquí. Desde allí suministraremos al mercado asiático. Si aquí vienen los chinos, ¿por qué no vamos a ir allí los españoles? Ya tenemos mercando y estamos creciendo, lentamente, pero estamos haciéndolo ya.

-Aleastur exporta casi el 90% de su producción, ¿cómo está repartido su mercado?

-Entre el 5 y el 6% de la producción va a Asia. Si incluimos el Oriente Medio, el porcentaje se eleva al 20%. Somos el primer suministrador oficial de Oriente Medio y estamos creciendo.

-¿Y cómo se llega de Maqua a Bahréin?

-El fondo soberano de Bahréin está muy relacionado con la industria del aluminio, ya tiene varias empresas del sector y nos conocimos por ese motivo. Leopoldo Galán (director de operaciones) observó el potencial de crecimiento y afianzarse y posicionarse allí es adelantarse a la competencia en un mercado que está creciendo muchísimo. Para bien o para mal, el mercado del aluminio paulatinamente se aleja de Europa, ha perdido capacidad productiva. Están creciendo otras áreas: Oriente Medio, Rusia, Brasil... El mercado se aleja. Seguimos siendo competitivos, pero evidentemente si te posicionas cerca, tendrás más posibilidades de competir.

-¿Y al otro lado del Atlántico?

-En América estamos muy bien posicionados. En estos momentos es mucho más rentable producir en la zona del Golfo Pérsico que en un país americano. Por ponerle un ejemplo: nos cuesta más caro mandar un contenedor por carretera a Alemania que material en barco a Brasil o Estados Unidos. Los fletes son mucho más baratos, allí somos competitivos. El transporte marítimo, desde que el puerto de Gijón trabaja con contenedores, nos ha dado la vida. Mandamos lotes de 20, 25 toneladas. Antes teníamos que enviarlos desde Bilbao o Valencia. Los lotes más pequeños sí que tenemos que sacarlos desde Barcelona o Valencia.

-¿En qué sector de su mercado esperan un mayor empuje?

-Si se cumplen las previsiones de los expertos, en el sector del automóvil. Está creciendo mucho la penetración del aluminio y está ganando terreno a otros materiales.

-¿Al acero?

-El acero está reaccionando muy bien también, está consiguiendo altísimas resistencias reduciendo muchísimo los espesores. Los sectores se defienden. Para los fabricantes de coches es fundamental la reducción de peso, y priman incluso a sus proveedores con precios especiales. Bajar el peso implica reducir el consumo, y eso es muy importante para las ventas. Audi tiene conches con un altísimo porcentaje de aluminio y los demás van detrás. El aluminio también está compitiendo con el cobre en la transmisión de energía. Es un metal que tiene muchas posibilidades -incluso se puede reciclar- y futuro.

-La futura planta de Bahréin tendrá materia prima bien cercana y abundante.

-Así es, el grupo Mumtalakak tiene en su holding una empresa que fabrica 950.000 toneladas de aluminio y van a llegar al millón y medio en 2019. Esa planta estará a un kilómetro de la que queremos poner en marcha.

-¿Plantas como esa son el azote de las factorías de Alcoa? La de Avilés está fabricando unas 60.000 toneladas al año, se encuentra a años luz. ¿Cree que la fabricación de aluminio primario en Europa tiene los días contados?

-Hay un grupo alemán que se ha hecho cargo de algunas plantas en Francia y Alemania y se está consolidando, pero es cierto que el de Europa no es el mejor de los escenarios. Tenemos una energía y una mano de obra cara en relación a otros países. Recuerdo cuando hace unos 15 años se daban por cerradas las plantas de Alcoa de Avilés y La Coruña y ahí siguen, mientras hemos visto cómo han cerrado otras fuera de España. Creo que se seguirá manteniendo alguna planta, pero la coyuntura es complicada.

-¿Qué pide el empresariado a las administraciones?

-Que faciliten lo más posible el desarrollo de las empresas y que bajen cargas impositivas. A veces parece más justo y efectivo aplicar impuestos altos, pero lo primero es facilitar la gestión de la riqueza para luego distribuirla. Aquí, en España, parece que la empresa tiene que soportarlo todo.

-¿A qué se refiere?

-¿Cómo se genera trabajo? ¿Cuántas veces se escucha que el empresario tiene que crear empleo? ¿Hay alguien que piense que el objetivo de un empresario es ese? El objetivo es generar actividad, crecer, y de ahí se derivará el empleo. ¿Alguien con 300 personas en plantilla va a meter a 40 más por ser más importante, para que le den una medalla? Eso es absurdo. Hay que crear actividad, y los políticos deben poner las facilidades para que se desarrolle. Por ejemplo, el precio de la energía en España, que es cara; eso es un freno.

-¿Qué supone para una empresa como Aleastur el gasto eléctrico?

-Es muy importante. En términos comparativos, si nosotros tuviéramos el coste eléctrico de Francia, ahorraríamos casi un millón de euros al año. ¿Cuánto me costará subir un 5% el salario a los trabajadores? Pues mucho menos que eso. Hay veces que se pone mucho énfasis en los costes salariales y no en otros. Para nosotros la energía eléctrica es un factor importante. Trabajamos con hornos de inducción que son eléctricos y con potencias relativamente importantes. Nuestra factura eléctrica tiene un gran peso. Ya no le digo Alcoa , que es del 40%. No sé si la Unión Europea lo permite o no, pero si a esta planta (Alcoa) se le baja el coste de la energía hay planta para muchos años. No sé cuanto durará, pero está en desventaja respecto al Golfo Pérsico: allí tienen petróleo, tiene gas, tiene energía barata, y también mano de obra barata. ¿No se podrían defender de eso muchas empresas en Europa? Claro que sí, pero con ese coste energético es difícil.

-¿Aleastur tuvo que capear la crisis?

-Tuvimos un año complicado, en 2008-2009, que fue cuando se paró todo. Hasta octubre de 2008 veníamos batiendo récords, pero cuando estalló la crisis financiera los clientes empezaron a anular pedidos. En enero de 2009 tuvimos que aplicar un mini ERE en las oficinas (una reducción de 10%) y en marzo-abril otra del 5% al personal de fábrica, que se recuperó en junio. 2010 ya fue año normal. El hecho de competir en un mundo globalizado tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si te baja el mercado en Estados Unidos, igual te va mejor en Brasil. Se notan las oscilaciones, pero acaban amortiguadas al no depender de un único mercado.

-Casi la mitad de Aleastur está en manos del fondo soberano de Bahréin, pero sigue y seguirá siendo asturiana, ¿verdad?

-Tenemos la mayoría del accionariado y del consejo de administración. Con eso está todo dicho.

-¿Donde está la clave de su éxito?

-Somos cuatro socios, Leopoldo (Galán) y yo somos los más veteranos, pero esto es una labor de equipo, no de personalismos. Una empresa no funciona porque tenga uno, dos o tres fenómenos. En Aleastur es tan importante el último operario como el primer ingeniero.

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