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Aprender por ensayo y error

El método que introducirán varios centros en septiembre incluye materiales como letras de lija, prismas y perlas

También hay números. Para ver y sentir las formas.

Letras, números y la bola del mundo de lija, tabla perforada, escalera de perlas, decanomio, torre rosa o escalera marrón son algunos de los materiales que conforman el método Montessori, un modelo pedagógico ideado por la médico italiana del mismo nombre a mediados del siglo pasado y que varios centros educativos de Avilés aplicarán por primera vez el próximo curso.

"Este material es manipulativo y autocorrectivo y, con él, el niño trabaja a nivel sensorial", apunta Soraya Sánchez García, profesora de pedagogía terapéutica en el colegio Nuestra Señora del Buen Consejo, donde ha empezado a ensayar la metodología con exitosos resultados en alumnos con dificultades de aprendizaje y que también ha empleado con su hija en casa. Gran defensora de este sistema que se desarrolla en ambientes donde prima el orden, la sencillez y la calma, comenta que "la primera lección que se le da al niño es mover una silla con delicadeza, sin arrastrarla por el suelo ni provocar ruido".

Pero también se le induce a caminar y moverse en silencio por el aula y a coger el material con cuidado, utilizando las dos manos. Lo manipulan siempre en el suelo, sobre un tapete, limitando el espacio de trabajo. "Aunque se equivoque, el profesor, que actúa de guía, no lo corrige; lo deja sólo hasta que se da cuenta de que está bien hecho. Es un modelo autocorrectivo", añade.

Y es que el control del error por parte de los pequeños es uno de los muchos aspectos que singularizan el modelo Montessori. "Tendemos a ayudarlos siempre: a la hora de vestirse, comer, jugar... Hay que dejarlos para que aprendan y adquieran autonomía", recalca. En aras de ganar habilidades trabajan con, entre otros objetos, la torre rosa, formada por diez cubos cuadrados de uno a cien centímetros. "Al montarla ven el control del error", explica la docente.

Con esta pieza, e igualmente con la escalera marrón, los niños se familiarizan con los volúmenes. "Ambos materiales son de un sólo color para evitar la distracción y les ayuda a aprender conceptos como ancho, pequeño, grande, cuadrado... Son una base para el posterior conocimiento de las matemáticas", añade Soraya Sánchez para resaltar que, con estas herramientas, en su mayoría fabricadas en madera, "ellos son los protagonistas de su propio aprendizaje". "El profesor pasa a un segundo plano", añade.

El método Montessori descarta aprender a través de la memorización. Así, por ejemplo, los alumnos se acercan a la lectura y escritura a través de letras de lija para sentir y ver las formas. "Se repasan con dos dedos: índice y corazón, los que luego utilizan para coger el lápiz.", comenta Soraya Suárez. La lectura, por su parte, se aprende por fonemas. Trabajan la conciencia fonológica. Primero, aprenden los sonidos y el trazado de las letras con las citadas de lija. El paso siguiente es ir poco a poco sumando sonidos. "Hay un periodo sensible para aprender a leer y escribir que se sitúa entre los tres y cinco años. Cuando el niño está preparado, el profesor, de una forma sensorial, les presenta las letras. Con esta metodología, se aprende primero a escribir que a leer", dice la profesora, mientras muestra una tabla perforada con la que familiarizase con las sumas, restas o divisiones.

Éstos y otros muchos materiales, en parte de fabricación casera, son la base del proyecto realizado por Soraya Sánchez titulado "Metodología Montessori en el área del lenguaje", dirigido a alumnos de necesidades educativas, con dificultades en la comprensión lectura y a niños de Educación Infantil que se inicien en el proceso de la lectoescritura. El trabajo ha recibido el primer premio del concurso "Un click especial" para el desarrollo de aplicaciones digitales multiplataforma que mejoren y evalúen la comprensión lectura en alumnos con necesidades educativas especiales. Está convocado por Escuelas Católicas,

Actualmente, un equipo de los departamentos de Informática y Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo trabaja en la creación de dicha aplicación, que verá la luz en septiembre y será gratuita.

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