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JESÚS DE LA ROSA | NUEVO PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ASTUR-GALAICA SANTIAGO APÓSTOL

El nuevo guía del Camino de Santiago

El recién nombrado presidente del colectivo vinculado a la ruta jacobea iba para cura, pero acabó de técnico aeronáutico en el aeropuerto hasta su jubilación

Jesús de la Rosa, delante de la iglesia de San Antonio de Padua. M. V.

Jesús de la Rosa (Albacete, 1949) preside desde el pasado 19 de marzo la Asociación Astur-Galaica Santiago Apóstol, que cuenta con nueva directiva tras ceder el testigo su fundador, José María Clero. El nuevo guía del Camino de Santiago es un enamorado de la ruta jacobea. La pisó por primera vez hace seis años (no pudo ser antes por motivos laborales) y ahora le tiene "completamente enganchado". Es de los que siente la religiosidad del Camino, quizás en buena medida por su vocación frustrada. De La Rosa iba para sacerdote, pero su director espiritual lo acabó rechazando del Seminario cuando soñaba con ser obispo de Roma. El devenir de su vida le llevó a olvidar el Vaticano y a quedarse en el aeropuerto de Asturias, donde desarrolló toda su carrera profesional como técnico aeronáutico. Ahora, ya jubilado, prepara a conciencia las rutas que cada quince días organiza para los miembros de la Asociación, los peregrinos avilesinos del Camino de Santiago.

Como tantos, Jesús (Chus) de la Rosa era tan solo un niño cuando llegó a Avilés. Tenía seis años, cinco hermanos y un padre que dejó una tierra manchega en la que no veía futuro por una ciudad que florecía con el arranque de Ensidesa. "Nos dieron estudios a todos los hermanos, no querían que nos faltara el trabajo", dice sobre sus progenitores. Así que a Chus lo metieron en el seminario, en aquellos tiempos en los que lo más habitual era que uno de los miembros de toda familia de bien fuese para cura. Ángel Garralda, párroco emérito de San Nicolás, fue su mentor ("Es como mi segundo padre"), y José Antonio Rabanal su director espiritual y el muro que frenó su carrera eclesiástica.

"Estuve dos años en Covadonga y cinco en Oviedo. Entré en el seminario con nueve años. Tenía vocación y yo estaba empeñado en que quería ser obispo de Roma", relata. De la Rosa hablaba perfectamente latín y mostraba mucho interés, aunque también convivía a menudo con situaciones que no iban con su manera de entender el mundo. "Nunca se me pasó por la cabeza ponerme el cilicio y había gente que lo hacía. Algún domingo que otro me escapaba a ver al Real Vetusta y me pillaron saltando el muro del seminario. Cuando le dije a Rabanal que yo lo que quería era ir al Vaticano, me respondió que lo mejor era que no volviese al año siguiente. Y yo le respondí: 'Pierde usted un buen obispo de Roma'", prosigue.

De la Rosa cursó COU (ahora Segundo de Bachillerato), Maestría Industrial y empezó los estudios de perito. Entonces tenía 19 años y, en Santiago del Monte (Castrillón), comenzaba la cuenta atrás para la inauguración del aeropuerto de Asturias. "Cuanto todavía estaba haciendo peritos me presenté a tres exámenes, para entrar en el aeropuerto, en Ensidesa (ahora Arcelor-Mittal) y en Endasa (la actual Alcoa). En el del aeropuerto quedé el primero, lo puedo decir con toda la humildad, y en los otros dos entre los tres primeros", explica, sin darse ninguna importancia.

Con tan brillantes resultados tuvo la posibilidad de elegir. Y se quedó con el aeropuerto. "Mi novia, la única que tuve, me recomendó el aeropuerto. Decía que allí podría respirar aire limpio... ¡y qué razón tenía!", continúa. Así que fue su esposa Mari Carmen Varela la que le dio el empujón a las pistas del aeródromo. "Me casé con ella. Elegí la mejor y, por eso, nunca cambié", dice orgulloso y sonriente.

El 11 de junio de 1968 se abrió oficialmente al tráfico aéreo el aeródromo asturiano. Allí estaba Jesús de la Rosa y allí continuó hasta su jubilación, hace año y medio. "Trabajé durante 46 años, prácticamente toda la vida. Pasé más tiempo en el aeropuerto que con la mi muyer", bromea este hombre agradable, técnico aeronáutico especializado en la iluminación de pistas y en las señales de aproximación de aviones.

En Santiago del Monte trabajaba un día y descansaba dos, pero no había sábados ni domingos. Difícil combinación para coger la mochila y poner rumbo a Santiago. Fue hace seis años, tras el nacimiento de su nieta Paula, cuando decidió dar el paso. "Empecé a caminar, me gustó muchísimo y empezó mi relación con Clero. Así comencé a echarle una mano en la asociación y hasta hoy, que me han elegido presidente", cuenta el protagonista de estas líneas.

De la Rosa comenzó hace un año a organizar las rutas en las que cada 15 días participan decenas de avilesinos. Prepara el calendario de salidas, organiza rutas alternativas para que puedan participar tanto los amantes de las largas caminatas como los que prefieren solo patear unos kilómetros, busca restaurantes para aquellos que prefieren no llevar bocata y hasta se documenta y ofrece información turísticas e histórica de cada destino en cada uno de los desplazamientos.

"Cuando empecé con esto solíamos ir unos treinta y ahora ya vamos unos ochenta. Para ir a las rutas hay que ser socio (son más de un millar), pero no hay que pagar cuota. A cualquiera que esté interesado, lo hago socio inmediatamente", explica. La última etapa, el pasado día 10, fue entre León y Martín del Camino: 26 kilómetros. La próxima salida será el día 24 a Astorga, con salida de Avilés a las 7.45 horas y 24 kilómetros de pateo por delante. "Lo del Camino de Santiago lo llevaba dentro, como lo de ser Obispo de Roma, pero lo primero lo conseguí y lo otro no", concluye el nuevo guía del Camino.

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