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Con la primavera llega la costera del pez del verano

El bonito descargado en Avilés es el más cotizado de las principales rulas del Norte

La lonja local es de las pocas del Cantábrico que han logrado aumentar durante la última década los ingresos vinculados a la venta del túnido

El bonito descargado en Avilés es el más cotizado de las principales rulas del Norte

La rula de Avilés ostenta en los últimos años la honrilla de subastar el primer cargamento de bonito del Norte capturado cada temporada -de hecho fue la que acuñó el término de "campanu del mar" para referirse a esos primeros y codiciados ejemplares- pero, además, las estadísticas dicen que también es la que garantiza el mejor precio medio del producto a los pescadores y de las pocas del Cantábrico que durante la última década ha visto crecer la cifra de negocio relacionada con la pesquería del bonito, pues en casi todas las demás disminuyeron los ingresos por ese concepto. De este modo, y pese a que la calidad del agua de la ría de Avilés es un obstáculo para que arriben los barcos tanqueros vascos -una importante flota especializada en la captura de bonito-, el puerto de Avilés pasa por ser un referente comercial de primer orden cuando los cardúmenes de bonito llegan a la costa española en su viaje desde las islas Azores al golfo de Vizcaya.

El precio medio al que se paga el bonito rulado en Avilés ha sido el mejor de los principales puertos cantábricos en al menos cinco años de los últimos diez, entre ellos los dos más recientes. Así, en 2015 la cotización del bonito en la rula local (4,59 euros el kilo) fue un 6 por ciento más alta que en Gijón y un 9 por ciento más que en Burela (Lugo), dos de las lonjas que suponen una competencia más directa para la avilesina. Sólo la lonja de Gijón -en cuyos muelles sí que pueden atracar sin riesgo para el cebo vivo que transportan los barcos tanqueros vascos- ha logrado disputar en años precedentes la primacía del mejor precio pagado a la de Avilés, aunque la última vez que eso ocurrió fue en 2913 y la diferencia fue de apenas siete céntimos por kilo.

No menos importante para su imagen que ostentar la condición de ser una lonja donde se valora como en ninguna otra el bonito, la rula avilesina es de las pocas del cuadrante cantábrico peninsular donde han crecido los ingresos derivados de la venta de bonito durante la última década. El año pasado se facturaron por ese concepto 4,13 millones de euros, la segunda mayor cifra de la década y un 4,25 por ciento más que diez años atrás. La misma comparativa arroja una caída de ingresos del 11,86 por ciento en el puerto lucense de Burela (6,7 millones facturados el año pasado) y del 17,4 por ciento en el de Gijón (2,59 millones de facturación en 2015).

Los desembarcos de bonito han experimentado una caída generalizada en todos los puertos del Cantábrico desde 2005 a hoy, si bien nuevamente la lonja avilesina destaca por haber sido una de las que menos acusó ese golpe. Las 900.000 toneladas descargadas el año pasado son un 24,4 por ciento menos que las recibidas en 2005, pero es que Burela y Cillero, ambos puertos en Lugo, perdieron peso bonitero a razón del 39 por ciento.

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