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Daniel Alonso, el coloso del mar

La firma avilesina Windar produce al año 6.000 secciones para el sector eólico y 300 son ya para parques marinos, campo para el que empezó a fabricar en 2012

Recreación del parque eólico flotante de Hywind.

Los terrenos en los que ahora se erige el Centro Niemeyer fueron durante un tiempo un mar de fustes, las torres para sustentar aerogeneradores que salieron de Windar Renovables, del Grupo Daniel Alonso, hacia medio mundo. La compañía nació de la mano del auge de la energía eólica y del gigante Gamesa y con el paso de los años se ha alejado de la tierra para adentrarse en el mar. Las piezas que salen ahora de los talleres del Parque Empresarial son gigantes de acero llamados a marcar un hito en la industria "off shore". La postal portuaria ha cambiado, igual que lo ha hecho el mercado de esta firma avilesina, con factorías en India y Brasil y que prepara el salto a México.

Windar tiene una capacidad de producción aproximada de dos torres offshore a la semana, y cada una de ellas se compone de tres secciones. Produce cada año unas 6.000 secciones en sus distintas plantas. De éstas, 300 (el 5%) son "offshore" (para el campo eólico marino) y se fabrican exclusivamente -al menos por ahora- en las instalaciones del Parque Empresarial Principado de Asturias, según trascendió en una jornada celebrada en el Instituto de Materiales (ITMA).

Fue en 2012 cuando los avilesinos comenzaron a ver en terrenos portuarios piezas gigantes de acero. Eran las primeras estructuras "off shore" de Windar. Su primer cliente fue Siemens, firma a la que suministró torres para soportar aerogeneradores de 3,6 megavatios con dimensiones de 5 metros de diámetro, y hasta 36 metros de longitud . La sección más pesada rondaba las 80 toneladas.

Windar fabrica ahora en Ferrol para el parque marino Wikinger piezas de transición. Alguno de los tramos que se están fabricando actualmente, sobrepasan los 6 metros de diámetro y se acercan a las 200 toneladas. Tan solo en dos años, se ha producido un cambio brutal en el crecimiento de las torres, una evolución derivada de la de las turbinas eólicas. Las de última generación tienen una potencia de 6 megavatios, como las que soportarán las cinco torres que suministra el Grupo Daniel Alonso para el que será el primer parque eólico marino de Estados Unidos: Block Island Wind Farm. Pero el sector avanza a pasos de gigante y ya existen turbinas mayores en plantas piloto y en producción para parques en proyección para 2016 y años venideros.

Windar también fabricó el prototipo de la torre para el primer aerogenerador offshore de Gamesa que se instaló en el puerto canario de Arinaga, para una turbina de 5 megavatios (MW). Actualmente tiene entre manos el prototipo de una torre para una máquina de 8MW. En este proyecto el cliente es Adwen.

Wikinger

De Windar Renovables salen cada una de las piezas de acero que sustentarán 29 aerogeneradores del parque eólico marino Wikinger, llamado a convertirse en uno de los mayores del mundo puesto en marcha en aguas profundas. En los astilleros ferrolanos de Navantia se ensamblan los enormes tubos que acaban convertidos en gigantes de 600 toneladas y 60 metros de altura ("jackets"), que irán anclados al fondo del Báltico, a unos 40 metros de profundidad.

Los aerogeneradores tradicionales iban anclados al fondo marino como una especie de pata. Pero el progresivo aumento de la potencia y la búsqueda de aguas profundas para su instalación, requiere la construcción de "bases" más potentes, como los "jackets" que se ensamblan en Ferrol.

El de Windar Renovables es un negocio gigante, al menos en retos y dimensiones: participa en el primer parque eólico marino de Estados Unidos, en uno de los mayores del planeta en aguas profundas, en el aerogenerador de mayor potencia y dimensiones del mundo y también en el primero flotante: Hywind.

Para este proyecto, promovido por la firma noruega Statoil en aguas escocesas, Windar suministra de la mano de Navantia cinco macroestructuras. Sus dimensiones son colosales: piezas de más de 2.000 toneladas, 90 metros de longitud y diámetros de 14,5 metros. Nadie ha fabricado en el mundo algo así y por eso para Windar supone un reto enorme.

Hasta este proyecto, la empresa avilesina no trabajaba diámetros superiores a siete metros. Pasar a duplicar esta marca ha supuesto "una inversión importante" (hubo que adquirir maquinaria) y un "gran salto" en el sector "off shore". Las miras del negocio están enfocadas en el fondo del mar.

Fuentes de Navantia confirmaron que la compañía estatal opta de la mano de la avilesina a varios proyectos "off shore", alguno de ellos "ya maduro". La firma avilesina, además, pondrá en marcha junto a Gamesa una nueva factoría en México el próximo año. Estará a un tiro de piedra de Estados Unidos, que prácticamente acaba de abrir la puerta a los parques eólicos mar adentro. Windar se mueve ahora entre los colosos del mar.

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