Año 1890. Este periodo finisecular resultó especialmente fructífero para la historia de la ciudad avilesina. Fue entonces cuando se produjo la llegada del primer tren a Avilés, cuando se proyectó el cementerio, es también el año de puesta en marcha de la Banda de Música de Avilés (que recientemente celebró su 125.º aniversario)... Es, para algunos historiadores, el año en el que Avilés entró en el siglo XX. Y es también el año del que datan algunas postales e imágenes poco conocidas de la ciudad, que custodia la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico del Ministerio de Cultura.
El doctor en Derecho y Filosofía y Letras Fermín Canella Secades (Oviedo, 1949-1924) fue el recopilador de estas imágenes, ahora divulgadas bajo los créditos de Creative Commons. Están fechadas entre el ya mencionado año 1890, al que se corresponden las postales más antiguas, y la fecha de fallecimiento de Canella, esto es, 1924. Las instantáneas en blanco y negro permiten contemplar las diferencias y los parecidos de aquella ciudad de hace más de un siglo de la que aún perviven muchos elementos.
La plaza de España, con una hilera de árboles y bancos ubicada delante del edificio consistorial, el interior majestuoso de la entonces recién inaugurada iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, que se levantó a principios del siglo XX; el sepulcro de Pedro Menéndez y el Teatro Palacio Valdés, aun sin concluir, son algunos de los elementos que recogen estas imágenes. En aquella época el "nuevo hospital general", hoy Hospital de Avilés, era entonces un dibujo en un papel, y vecinas ataviadas con vestidos largos que hoy parecen sacados de un catálogo de folklore paseaban presurosas delante del palacio de Camposagrado.
Una de las imágenes más evocadoras es la que inmortaliza el antiguo puente de San Sebastián, el de piedra, aunque ya en aquella época estaba claramente en desuso y medio desmochado. Pero más singular todavía resulta un recorte que atestigua los cultivos de tabaco en Avilés. Según se lee en el texto que acompaña la imagen, se trata de la plantación propiedad del ganadero Emilio García-Paba.
Otro bloque de imágenes son las que recogen al paisanaje en actividades colectivas, como la Procesión de las Flores (tomada en el parque del Muelle), el Mercado de los Caballeros (en la actual calle Llano Ponte), clientes solazándose en la terraza del Café Colón, mujeres recogiendo agua en los caños de Rivero, salida de la misa de doce en San Nicolás de Bari, niños jugando en la calle Santa Apolonia...
Finalmente, muchas de las fotografías tienen temática portuaria y marina. Barcas de pesca, dominios portuarios, grúas... En definitiva, un repaso bastante completo a la vida de la Villa en los años anteriores a la llegada de la gran industria, años de expansión económica en la que el dinero de los Indianos, y los avances que iban introduciéndose en la ciudad, se mezclaban con la vida rural y los emblemas de una ciudad que, un siglo después, sigue siendo perfectamente reconocible en sus elementos más singulares.
