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GONZALO REY | Médico encargado de la unidad de nutrición del Hospital San Agustín

"La soledad es un factor de riesgo y agudiza la enfermedad, está demostrado"

"Los hospitales y los geriátricos deben detectar la desnutrición de los pacientes y evitar que estén tiempo encamados"

Gonzalo Rey, en los pasillos del Hospital Universitario San Agustín. MARA VILLAMUZA

Gonzalo Rey es médico y ha visto crecer el Hospital San Agustín desde la ventana del servicio de medicina intensiva, donde hace ya tres décadas se gestó la unidad de nutrición que atiende a pacientes desnutridos.

-¿A qué pacientes va dirigido su trabajo?

-A los que sufren desnutrición asociada a la enfermedad o a otros procesos como el envejecimiento o la inmovilización. Los pacientes sobrenutridos, los obesos, por ejemplo, no dependen de nosotros, los lleva otra unidad específica.

-Asturias presenta una elevada tasa de envejecimiento, por encima de la media nacional.

-La esperanza de vida ahora mismo a nivel estatal es de 83 años, que en el caso de las mujeres asciende hasta los 86. La crisis demográfica que sufre Asturias es importante, más agudizada en los extremos de la región. Si bien envejecer no es una enfermedad, este proceso implica una serie de cambios fisiológicos que acaban deteriorando la calidad de vida, conllevan dependencia, incapacidad y, en general, pérdida de autonomía. Ante esta situación, tenemos que evitar el deterioro. Por eso, debemos educar para que el paciente se mantenga en buen estado físico y mental.

-La obesidad se considera una "epidemia mundial". ¿Qué me dice de la desnutrición?

-En España, la incidencia de la desnutrición en los centros sanitarios es muy alta y alarmante.

-¿Por qué?

-Porque puede afectar a casi un cuarenta por ciento de los ingresados según donde estén hospitalizados y la patología que sufran. El problema se agudiza cuando esos pacientes ingresan ya desnutridos y en el hospital empeoran, y esto no se puede permitir. El consejo de la Unión Europea lanzó ya en 2002 una alerta dirigida a instituciones sanitarias y a geriátricos, donde los pacientes pueden alcanzar una desnutrición que en España afecta hasta a un ochenta por ciento de los usuarios. Y esto es muy grave.

-¿Cuáles son las secuelas de la desnutrición?

-La desnutrición, como decía, tiene unas secuelas muy graves: deteriora la capacidad funcional, hace perder masa muscular, empeora el pronóstico de las enfermedades asociadas, retrasa la curación de heridas, deteriora el pronóstico quirúrgico y aumenta la mortalidad. Por este motivo, es una obligación para el sistema sanitario que se detecte la desnutrición y se aplique un plan de atención para evitar este problema que es muy costoso, porque entre otras razones incrementa la estancia sanitaria. En España se calcula que alrededor del veinticinco por ciento de los que ingresan en los hospitales están en riesgo de desnutrirse, un porcentaje que se incrementa hasta el 40 por ciento en caso de pacientes críticos, lo cual es muy relevante en cuanto al pronóstico. Esto explica que a veces enviemos a un paciente a casa en silla de ruedas después de una operación.

-Explíquese, por favor

-Hay veces que los pacientes, sobre todo ancianos que viven solos, llegan mal alimentados al Hospital. Una vez en el centro comen regular por la propia enfermedad y poco a poco se van desnutriendo más y más. A esto hay que añadir la inmovilización, que hace que un enfermo pierda masa muscular. Todo esto es un problema muy grave. Por eso es fundamental que en las instituciones sanitarias se hagan pruebas para la detección precoz de la desnutrición y se evite que durante la estancia de los pacientes estos pierdan masa muscular, factores que llevan a la dependencia.

-¿Por esta razón se levanta ahora de la cama a los pacientes en un periquete tras una operación?

-Así es. Los hospitales e instituciones geriátricas deben detectar la desnutrición de los pacientes mediante "screening" (exámenes) y evitar en lo máximo posible la inmovilización de los pacientes. Hoy en día las nuevas estrategias establecen que tras veinticuatro horas de una cirugía hay que levantar al paciente y darle de comer sólido.

-Antes de llegar a este extremo, ¿qué se puede hacer para evitar la desnutrición?

-El autocuidado es fundamental porque llegará un momento que el sistema tendrá problemas para atender a tantas personas dependientes. La prevención es el mejor tratamiento, y lo que debe hacer una persona mayor es prevenir la pérdida de masa muscular asociada a la desnutrición: los mayores deben enriquecer la dieta con proteínas saludables: pescados, aves y legumbres como las fabas. El problema es que muchos mayores solos dejan de hacer la compra y de cocinar por apatía o desgana.

-¿La soledad enferma?

-La soledad es un factor de riesgo y agudiza la enfermedad, y sobre esto hay estudios. Este dato hay que tenerlo en cuenta ya que en el veintinueve por ciento de los hogares asturianos vive actualmente una sola persona, cifra que se acentúa en la zona rural.

-¿Qué consejo da a un anciano que viva solo?

-Debe enriquecer la dieta con proteína: si un adulto necesita entre 0,8 o 0,9 gramos por kilo de peso, una persona mayor enferma necesita un tercio más de proteína por una serie de circunstancias fisiológicas. El esquema de tratamiento pasa por una dieta sana y saludable modificada con más proteínas saludables. Hay también un problema en la gente mayor que afecta sobre todo a las mujeres: la obesidad sarcopénica.

-¿Esto qué significa?

-Al envejecer se sustituye músculo por grasa. Así, pues, hay mujeres mayores obesas, aparentemente bien nutridas que están desnutridas.

-¿Recomienda también ejercicio físico?

-Así es, porque permite que trabaje el músculo y evita la atrofia. Todo el mundo puede hacer ejercicio físico siempre que esté adaptado y dirigido. El ejercicio debe ser aeróbico (caminar, nadar, correr) y de resistencia: las pesas son fundamentales y la evidencia científica así lo establece. El ejercicio de resistencia con carga recupera o incrementa la masa muscular. Así que a partir de los 65 años se debe ir al gimnasio. En resumen, una buena opción es caminar rápido tres veces a la semana y dos ir al gimnasio, con un día de descanso. Otra cosa en la que también hay que incidir es en la prevención de caídas, por lo que hay que adaptar los domicilios para evitar este tipo de sucesos. Con la edad también se deteriora el equilibrio y hay ejercicio físico que lo fomenta. El más recomendable es el baile, que además tiene un componente social importante.

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