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Glencore, la dueña de Azsa, arranca el año con un incremento de la producción de metal

La factoría de San Juan de Nieva y sus asociadas produjeron 3.000 toneladas más que en el primer trimestre de 2015

La nave de Azsa en terrenos portuarios de San Juan de Nieva.

La multinacional anglosuiza Glencore presentó ayer el informe de producción correspondiente al primer trimestre del año. Glencore es la propietaria única de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa), la tercera fundidora de este metal en el planeta y la primera del continente europeo. Según este informe, el gigante minero que preside Ivan Glasenberg ha reducido en un 28 por ciento la extracción de mineral de cinc en el mundo con respecto al primer trimestre de 2015 y, pese a ello, ha incrementado la producción de cinc metal de sus fábricas europeas de manera notable (3.000 toneladas). Glencore produce cinc metal -aparte de en San Juan de Nieva- en Nordenham (Alemania) y en Portovesme (Italia).

La caída de la producción de mineral de cinc se debe al cierre de minas que la corporación posee en Australia, Kazajistán o Perú. Esta reducción de producción, según los analistas internacionales, tiene una explicación evidente: contribuir a elevar la cotización del metal en los mercados de valores (principalmente, el de Londres, que es, por otra parte, el clave). Esta cotización está herida de gravedad como consecuencia de la invasión de los mercados de las materias primas por parte de las empresas de la República China.

Sin embargo, el descenso de la extracción del mineral de cinc (la materia prima para la producción de metal) no es extraordinaria. Glencore también reconoce caídas en la producciones de cobre, plomo, carbón y petróleo. La producción de cobre, por ejemplo, fue de 4 por ciento más baja en el primer trimestre de este año frente a la registrada hace un año.

Glencore tenía hasta hace pocas fechas un control radical del devenir de los mercados de las materias primas, sobremanera tras la compra y absorción de Xstrata. La compañía de Glasenberg controla la producción desde su extracción hasta su transformación en metal primario, que posteriormente comercializa como materia prima fundamental para la galvanización. Esta organización de la empresa proporcionaba a la corporación la posibilidad de un crecimiento inusitado. Este se ha visto erosionando desde que China decidió sentarse a la mesa en la que se reparte la tarta del cinc.

Lo que se está desarrollando en los campos mineros de cinc, sin embargo, no tiene reflejo en los hornos de fundición de San Juan de Nieva por una razón evidente: la fábrica castrillonense es la más productiva del mundo. El incremento de 3.000 toneladas en el primer trimestre -casi todas, de San Juan de Nieva- presagia un nuevo récord histórico.

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