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"No se puede medicalizar cualquier malestar ni la vida cotidiana"

"Si una parte importante de nuestras rentas se va a Panamá, será difícil pagar las pensiones, y esto poco tiene que ver con la pirámide poblacional"

José Ramón Repullo, ayer, en el salón de actos de la Cámara. M. VILLAMUZA

José Ramón Repullo, médico, trabajó como inspector médico, director del Hospital de Móstoles y jefe de servicios de hospitales en el Ministerio de Sanidad. Actualmente, Repullo ejerce como jefe del departamento de Planificación y Economía de la Salud en la Escuela Nacional de Sanidad/ Instituto de Salud Carlos III. Ayer Repullo ofreció una conferencia en Avilés invitado por la gerencia del Hospital San Agustín en el marco del 40º aniversario del centro sanitario.

-¿Qué lectura hace de la salud de los españoles?

-La salud de los españoles es buena y el sistema sanitario español es competente. En los datos de mortalidad evitable, por citar un ejemplo, los servicios sanitarios responden muy bien. Pero la salud poblacional depende de más factores y si bien la situación es buena el pronóstico no lo es tanto. Hay problemas relacionados con los hábitos o estilo de vida, por lo que convendría que nuestros niños y jóvenes fueran objeto de programas de promoción y prevención.

-¿Y de la salud económica?

-La salud de la economía es mala. Hemos pasado cinco años de fuerte restricción presupuestaria. La austeridad ha conllevado no solo quitar grasa sino que ha quitado músculo y quizá hueso. Algunos recortes lineales han sido amputaciones. El problema que se plantea ahora es si podremos salir de la crisis arreglando algunos de los problemas estructurales que teníamos, y este es uno de los debates que tenemos abiertos para volver a una senda de racionalidad y crecimiento sobrio.

-Esa senda de crecimiento sobrio, ¿por dónde pasa?

-Primero hay que decir lo que no se puede hacer. No hay que empezar reponiendo la grasa y, en este sentido, todos los colectivos deben hacer un esfuerzo. Por ejemplo: reponer los derechos históricos adquiridos creo que debería esperar. Lo primero que hay que recuperar es el músculo y el hueso; es decir, la capacidad de los servicios para prestar asistencia en condicione solventes. En este sentido hay que reponer médicos y enfermeras jóvenes que hagan el relevo generacional porque durante todo este tiempo las tasas de reposición han sido muy bajas. En segundo lugar hay que ser mucho más inteligentes a la hora de fijar prioridades y hacer aquellas cosas que añaden valor, porque en sanidad no todo es igual: hay cosas muy importantes y otras menos importantes.

-Para completar las consultas, ¿cómo se recupera el talento que ha emigrado?

-Hay que recuperar de manera progresiva y racional las plantillas en aquellos lugares donde va a hacer falta y hay que generar un modelo de empleabilidad quizá diferente a los modelos tan rígidos que tuvimos en el pasado con unos esquemas muy de funcionario de oficina. Hay que ser capaces de compaginar la calidad de empleo con el profesionalismo. Este es un reto importante que nos obliga a enfrentar el futuro siendo muy poco conservadores: los que quieran defender el sistema nacional de salud en el futuro tendrán que ser muy regeneracionistas, porque haciendo lo que hacemos hasta ahora no salimos adelante. La sanidad empieza a ser estructuralmente cara y compleja y la medicina moderna o es pública o va a ser difícil que la tengamos los españoles.

-¿Cree que los pacientes abusamos del sistema sanitario?

-En términos comparativos creo que hemos abusado relativamente poco si miramos cómo utilizan los servicios sanitarios los ciudadanos de Ángela Merkel, que lo hacen mucho más. Nosotros somos muy baratitos y tenemos una tasa de hospitalización baja. Quizá sí vamos más a los centros de salud a por recetas o pequeños actos médicos, y eso hay que corregirlo: se precisa más tiempo hábil, neto, de médico. Tampoco se puede medicalizar cualquier malestar ni la vida cotidiana.

-¿La polimedicación es un problema?

-Sí, es un problema de la sociedad y de la medicina. La medicina moderna se ha acostumbrado a trabajar por patología y el dilema surge cuando alguien tiene varias enfermedades a la vez, lo que llamamos comorbilidad, porque se instauran varias líneas de tratamiento y se producen colisiones entre ella. Entonces nos encontramos con una falta de conocimiento científico sobre qué hacer en cada momento. Este es precisamente un reto de la medicina, el saber enfocar la pluripatología y la fragilidad.

-¿Y la cronicidad?

-La cronicidad erosiona la capacidad y la reserva vital del paciente. Una persona frágil, buena parte de los mayores de 80 años tienen componentes de fragilidad, es una persona que se adapta mal a los cambios del entorno. Para estos pacientes el hospital es muy tóxico por la forma de trabajar. En EE UU se desarrolló un modelo denominado "gestión de casos" donde lo que hacían era ayudar a ese paciente crónico o frágil desde la residencia o casa en todo el tránsito por los servicios sanitarios. Esto ya se está haciendo en España y en unos años creo que estos programas se habrán generalizado. En esto ahorraremos mucho dinero y dejaremos de hacer tonterías: los canadienses, a través de programas de pacientes frágiles y terminales, ahorran al año 8.000 dólares por enfermo. En España también se pretende sustituir ahora el intervencionismo feroz por una atención razonable y dialogada.

-¿Con una población tan envejecida los más jóvenes disfrutarán de pensiones?

-El envejecimiento poblacional lo único que significa desde el punto de vista demográfico es que el porcentaje de gente del "baby boom" va avanzando y van dejando una pirámide delgadita por abajo. Si usted está veinte años por delante se habrá recolocado la pirámide porque no somos elfos, somos humanos. Lo que estamos gestionando es una disminución del tamaño poblacional. Algunos van a tener dificultad para pagar la pensión a medio plazo y sobre todo se deben olvidar dos efectos, el de la productividad del trabajo y la redistribución de rentas, porque desde está claro que si una parte importante de nuestras rentas se va a Panamá será difícil pagar las pensiones y esto poco tiene que ver con la pirámide poblacional.

-Continúan los recortes en investigación

-La investigación hay que orientarla hacia objetivos socialmente relevantes, no puede ser solo la curiosidad científica la que mueva estudios. Se necesita mucha organización, buena gestión y buen gobierno. Aunque en España sí hay una direccionalidad a través del Instituto Carlos III y del Fondo de Investigación Sanitaria no dejamos de constatar que estas dos organizaciones dependen del Ministerio de Economía y Competitividad con una dependencia funcional del de Sanidad. Yo creo que la investigación debería estar más cerca de las pesadillas que de los sueños, porque la investigación debe responder preguntas relacionadas con la gente, con los problemas de salud. En todas estas preguntas nos jugamos una parte importante del impacto en salud.

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