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Cuadragésimo aniversario de la apertura del Ferrera

Dos novatos para inaugurar un parque

Cuarenta años después, el exregidor Ricardo Fernández Suárez rememora la visita real que encendió la mecha de la modernidad democrática en Avilés

El exalcalde pasea por el parque que inauguró en 1976. RICARDO SOLÍS

El 19 de mayo de 1976 Juan Carlos de Borbón era un rey novato. Había sido coronado en diciembre del año anterior, poco después de que el dictador Franco hubiera muerto. En aquella misma fecha, Ricardo Fernández Suárez llevaba sólo "tres meses como alcalde de Avilés". Los dos novatos se encontraron aquella jornada de hace cuatro décadas en las puertas del Ayuntamiento: tocaba inaugurar el Hospital San Agustín, la Casa del Mar y el parque de Ferrera. Fernández Suárez atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA para revivir aquel momento en que empezó la Transición en Avilés. "En la puerta del Ayuntamiento le entregué el bastón de mando de la ciudad y lo llevó durante toda la visita. Cuando terminamos, cuando iba a subir al coche para ir al Aeropuerto, me lo devolvió: 'Que casi me lo llevo', me dijo. Yo volví entonces al despacho para terminar algunas cosas que tenía pendientes, pero me fui pronto para casa. Aquel día había sido muy largo y muy intenso", relata quien fue regidor avilesino entre 1976 y 1979.

"No fue una visita de cortesía", asegura ahora el exalcalde de Avilés justo debajo de la lápida que descubrió aquel día primaveral la Reina Sofía. "Mandé que preparan un dossier con las carencias que tenía la ciudad y se lo entregué poco antes de marchar hacia Rivero", señala Fernández Suárez. Unas semanas después de la visita, el entonces alcalde de la ciudad recibió una llamada del presidente Carlos Arias Navarro. "Me convocó a su despacho. Estuvimos casi dos horas. En mi presencia llamó a varios ministros. En su mesa vi el dossier que me habían preparado", apunta el expolítico avilesino, de 86 años.

La entrevista con Arias Navarro dio su fruto: el Instituto de Formación Profesional de Valliniello y los polideportivos de La Magdalena y La Luz fueron realidad. Ahí empieza la Transición en la villa. "El primer presupuesto que preparé fue de 350 millones de pesetas", apunta Fernández. Trescientas cincuenta veces menos que en el momento presente. "No participábamos del reparto de los impuestos, no podíamos hacer nada. Me di cuenta de que había que pasar por Madrid para poder traer algo para la ciudad. Aquel fue mi momento como alcalde, pero detrás de mí vinieron muchos más. Todos trabajan por la ciudad", asevera.

Los Reyes subieron al coche. "Quedamos en vernos en la puerta de Rivero. Habíamos estado departiendo en mi despacho. Protocolo de la Casa del Rey no indicó nada especial de comer y lo que comimos fueron unos pinchos. La Reina fue la encargada de descubrir la placa. La habíamos encargado en el mismo momento en que me dijeron que iban a venir. Eso sucedió al poco de que yo fuera nombrado. El gobernador civil (Victoriano Anguera) me dijo que estaba viendo si podía traer a los reyes a Avilés, me preguntó si había algo que inaugurar. Y yo le dije: claro que sí. Y nos pusimos manos a la obra", apunta el exalcalde.

"La noche anterior apenas dormí. Accedimos al parque toda la comitiva. Paseamos sin mucha prisa. La Reina iba con mi mujer (Manolita Roces) y con la del gobernador. Ella exclamaba: '¡Qué bonito está todo!'", subraya el exalcalde. "Lo que estaba era asilvestrado. Apenas se había abierto desde que lo compró Suárez del Villar. Todavía, por aquel entonces, los marqueses tenían derecho de paso por el parque para acceder a su palacio. Eso lo solucioné yo. A los demás alcaldes les tocó arreglar el jardín, ampliar su superficie, adquirir el Jardín Francés. Todos trabajaron por el bien de la ciudad", comenta el veterano expolítico, de aquella tan novato como el monarca Borbón.

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