Alcoa ha iniciado el proceso para la venta de sus factorías de Avilés y Galicia, que permanecen en la cuerda floja desde hace años. La multinacional americana pretende deshacerse en bloque de las tres plantas, según confirmaron ayer a este periódico fuentes próximas a los sindicatos, y son al menos cuatro los inversores que están interesados en la adquisición de esas fábricas, que ya han comenzado a recibir visitas de los posibles compradores. La compañía ni confirma ni desmiente: "Alcoa está evaluando todas las opciones para sus plantas en España y no hay ninguna decisión tomada. Cuando la haya, se comunicará a las partes interesadas, a los trabajadores", señaló ayer una portavoz de la firma en España. La incertidumbre envuelve de nuevo a la plantilla asturiana, que ha solicitado una reunión urgente con la dirección, si bien la posible venta no le ha cogido por sorpresa a los trabajadores tras los movimientos de Alcoa en los últimos años. "Esperamos que la empresa sea clara y nos diga cuál es la situación", aseveró el portavoz del comité de empresa, José Manuel Gómez De La Uz.

El proceso de venta incluye visitas de los posibles compradores a las tres fábricas (Avilés, La Coruña y San Ciprián), que se están realizando estos días. Fuentes sindicales explicaron a este periódico que han mostrado su interés por las plantas españolas tanto fondos de inversión como grupos industriales. Entre los interesados, según la misma versión, se encuentra Aludium, la marca que gestiona tres plantas que pertenecieron a Alcoa y que la multinacional estadounidense vendió en el año 2014 al fondo de inversión Atlas Holding: las factorías de Amorebieta, Alicante y la francesa de Castelsarrasin. Fue el vicepresidente del comité de empresa de Alcoa en La Coruña, Nazario Arias, quien anunció el interés de Aludium en la compra. "Ha venido a la planta el representante de una empresa a la que Alcoa vendió una planta en Alicante", dijo ayer en declaraciones a la agencia EFE.

Alcoa lleva años (al menos desde 2013) barruntando la venta de sus plantas españolas, al menos las de Avilés y La Coruña, según confirmaron en su día a este periódico fuentes del sector. La multinacional nunca lo reconoció, pero tampoco lo negó. Y sigue manteniendo la misma postura.

"Seguimos comprometidos con ofrecer el mejor servicio y los mejores productos a nuestros clientes. Queremos el mejor futuro posible para las plantas, pero no tenemos ninguna decisión tomada", señaló ayer la portavoz de Alcoa, que emplea en España a más de 2.000 trabajadores, 400 de ellos en la factoría de San Balandrán, puestos indirectos aparte. Fuentes del sector sostienen que el proceso de venta se antoja arduo y complejo. Es más, no es la única alternativa, puesto que según la propia compañía se están analizando "distintas opciones". Fuentes del sector aluminero sostienen que la multinacional estudia desde la venta de las fábricas hasta la firma de una alianza.

El comité de empresa de Avilés solicitó ayer, cuando trascendió el proceso de venta, una reunión con la dirección. "Lo único que nos han dicho hasta ahora es que Alcoa tiene todas las posibilidades abiertas con respecto a las plantas españolas, que las está sondeando todas, pero que de momento no hay ningún tipo de decisión tomada", señaló el presidente del órgano, Gómez de la Uz. La plantilla sólo pide claridad. "Si de verdad están en venta las plantas, que nos lo digan directamente. Hasta hace bien poco la compañía nos decía que las fábricas de España no estaban en ventas. Ahora, por lo visto, se están barajando todas las posibilidades. Lo que pedimos es que sean claros y que nos expliquen en qué parte del proceso están", añadió el portavoz de los trabajadores.

La propia plantilla manifestó hace cinco meses sus sospechas de que Alcoa había iniciado el proceso de cierre o venta, en el mejor de los casos, tras una serie de movimientos que a su juicio podían restar competitividad a la planta de Avilés. Los trabajadores creen que la información sobre la posible venta es una "filtración" interesada que realmente no les coge por sorpresa.

Alcoa amagó con el cierre en 2014 (llegó a presentar un ERE de extinción de contratos en Avilés y La Coruña) apelando a la factura eléctrica (la de España es de las más caras de Europa y la luz supone en torno al 40% de los costes de producción de la aluminera) y advirtió, tras la subasta eléctrica de septiembre de 2015, de que habría ajustes en 2016. "Los precios del aluminio se encuentran a niveles de hace seis años; la compañía va a analizar la situación e informará lo antes posible", señalaron fuentes de la firma en septiembre del año pasado. Desde entonces no se han pronunciado, y la compañía se encuentra además en plena reestructuración mundial.

La empresa estadounidense quedará estructurada tras el verano en dos grupos empresariales: Alcoa, que mantendrá el negocio tradicional del aluminio, y Arconic, empresa que agrupará las actividades de más alto valor añadido y que estará centrada en el negocio aeroespacial y el automotriz. Para entonces, quizás la factoría avilesina tenga ya otro dueño, si fructifica el proceso en marcha.

Lo que realmente preocupa a la plantilla no es el nombre y apellidos de la factoría, sino el mantenimiento de la actividad de la planta avilesina. "En caso de la venta vaya para adelante, esperamos que quien la adquiera sea un grupo industrial, que tengo un proyecto para la fábrica, que acometa un plan de inversiones y que mantenga el empleo", sostienen desde el comité de empresa. Y en medio de la marabunta, la incertidumbre sobre la próxima subasta eléctrica, que se prevé para septiembre y en las mismas condiciones que la convocatoria de 2015.