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Un enemigo bajo los cimientos

Los vecinos de Solís achacan las grietas que han aparecido en varias casas a las explosiones que se realizan en la mina de la localidad

Emilio González muestra la grieta.

Las casas de los vecinos de Solís llevan años conviviendo con las galerías de la mina que recorre el subsuelo y las consecuencias se han acabado notando. Algunas viviendas, como la de Emilio González, tienen grietas que amenazan la resistencia de sus paredes. Unas grietas que los habitantes de la zona achacan a las explosiones que se producen en la mina. "Hace no mucho, estabas comiendo y saltaban los platos cuando había una explosión, todos los días a eso de las 13.30 o las 14.00 horas. Es cierto que hace mes y medio que nosotros no sentimos los disparos, pero el daño ya está hecho y la grieta es cada vez es mayor", explica González. En su casa, los desperfectos afectan a una de las esquinas, que se está separando del resto de la edificación provocando dos grandes grietas. "Tengo la cocina de gas en esa zona. Cuando hago la comida y hay una explosión, retumba el suelo", corrobora su madre, María Rosa González.

El vecino de Solís explica que, hace unos días, responsables de la mina acudieron a su casa a realizar mediciones. "No registraron nada. Me explicaron que ahora están barrenando para la zona más cercana a Cancienes, la más alejada de aquí, pero hace mes y medio estaban más cerca porque la oíamos", señala Emilio González.

El dueño de la casa indica que la edificación tiene "ciento y pico años" y no tuvo problemas hasta hace unos pocos. "Es cierto que quizás teníamos que haberlo comunicado antes a los responsables. La grieta comenzó a abrirse hace siete u ocho años, el momento en que más fuertes sentíamos las explosiones, pero en aquel momento era muy pequeña. No pensamos que se complicaría tanto", afirma González.

Desde entonces, ya ha tenido que cambiar tres veces los azulejos de la cocina en la zona donde se ve la grieta en la pared exterior y también renovar el tejado. "El albañil nos recomendó colocar en el tejado un refuerzo de hierro y hormigón, pero vuelve a haber tejas sueltas. Está claro que el problema no es de la estructura de la casa, el problema viene de abajo, porque esta parte de la casa se está hundiendo", sentencia el vecino afectado. No solo tuvieron que arreglar la casa. "La choza que utilizamos de almacén la tuvimos que arreglar entera. Se trataban de obras menores, que podíamos afrontar, pero el problema de la casa ya es más grave", añade González. La grieta cada vez crece más y los responsables de la mina, según explica el vecino, tienen pendientes más mediciones para estudiar el origen de la grieta.

"Aquí también lo notamos. Un día me fijé en un caldero de agua que tenía en el suelo al oír la explosión y el agua vibraba como si hubiera un terremoto. Hay otras casas afectadas", explica otro vecino de la zona. Emilio González espera que haya una solución para su problemas quedarse sin casa: "No sabemos si van a volver a sentirse las explosiones en esta zona. Es peligroso", sentenció.

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