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ALFREDO SANZOL | Director y autor de "La respiración", el viernes, en el teatro Palacio Valdés

"El teatro que me interesa todavía no se ha hecho: trabajo ahora para él"

"Dirigir es seguir escribiendo, sobre la escena es cuando las palabras que has escrito empiezan a cobrar sentido"

El director de escena Alfredo Sanzol, en una imagen de archivo.

Alfredo Sanzol (Madrid, 1972) es uno de los dramaturgos y directores de escena españoles del momento. Ha firmado espectáculos tan destacados como "Sí, pero no lo soy" o "Días estupendos". Los dos, hace años, fueron programados en el teatro Palacio Valdés de Avilés. Últimamente, sin embargo, ha dirigido "La calma mágica" o "Aventura!", que se vieron también en Avilés. Regresa este próximo viernes (20.15 horas) con "La respiración", una comedia dramática centrada en una mujer separada que no consigue superar su duelo y en una madre con una vida desatada y pendiente de tres hombres. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

-No es la primera vez que trabaja para "La Zona".

-"La Zona" colabora también en Teatro de la Ciudad. Hace tiempo que nos habíamos propuesto trabajar juntos. Nos pusimos en contacto con Teatro de la Abadía y ha salido "La respiración". Y no está nada mal.

-¿Y qué intención hay detrás de "La respiración"?

-Confieso que el desencadenante del espectáculo es mi propia separación. Pretendía escribir una comedia romántica con el fin de superar el duelo causado por una separación: la mía propia.

-Algo parecido le pasa a Nagore, su protagonista.

-Nagore está en esa etapa de la vida en que no quiere saber nada de los hombres. Se encuentra mal. Hace como que llama a su madre y sus amigas y descubre que su madre reparte su vida con tres hombres. Así que la separación pasa a segundo plano. Natural, ¿no?

-Hay un aquel entre ficción y realidad, como si le gustase atravesar el espejo.

-Es un juego que ya estaba en "La calma mágica" o "En la luna". La verdad es que, si lo miras bien, eso está en todas mis obras. Desde "Sí, pero no lo soy". Me encanta atravesar el espejo de la realidad y liberarme de todo.

-No sé dónde ubicarle: naturalismo, surrealismo...

-Tampoco yo. Me gusta aprovechar todos los recursos que da el teatro para componer mis obras. Por eso, se mezclan elementos de comedia con los del drama y éstos, a su vez, con los del surrealismo, por ejemplo. Sale el elefante rosa de "La calma mágica" y es el espectador el que tiene que decidir por qué está ahí el paquidermo. Lo importante es que, al final, uno pueda crear una forma nueva y dejar otro "ismo" para el que venga. El teatro que me interesa todavía no se ha hecho: trabajo ahora para él.

-Escribe y dirige. ¿El director le canta las cuarenta al escritor?

-Dirigir es seguir escribiendo, sobre la escena es cuando las palabras que has escrito empiezan a cobrar sentido. Se da la circunstancia de que cuando dirijo descubro cosas que el autor ni siquiera había imaginado. El director de escena tiende puentes entre el inconsciente y los espectadores. Lo que me gusta es el público que se permite cierto abandono.

-Cuénteme.

-El público que se deja llevar por las locuras y pasa de analizar todo cuanto ve sobre las tablas.

-Estrenaron este invierno en Madrid.

-Nos fue bien. Estamos contentos. El boca a boca comenzó muy pronto. En junio del año que viene volveremos. Mientras tanto seguiremos la gira.

-¿Es usted de los directores que no abandona la función?

-Eso es. La obra siempre puede mejorar. Desde el mismo momento en que se estrena.

-¿Le veremos en Avilés?

-Pues esta vez, no. Le dan el premio Príncipe de Viana al profesor que fundó el taller de teatro de mi instituto. Tengo que estar con él.

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