Una familia de Raíces (Castrillón) tuvo que acabar comprando el sábado una herramienta eléctrica en una superficie comercial para lograr quitar un anillo a su hija, ante la falta de instrumental en los servicios sanitarios. "Es una vergüenza la falta de medios en Sanidad, que no haya dinero para comprar una herramienta que cuesta 50 euros", denunció Patricia Fernández, la madre de la pequeña. Esta "situación estrambótica" se produjo en el Hospital San Agustín. Médicos, enfermeras, personal de mantenimiento y hasta bomberos participaron en el operativo para lograr retirar el aro a la pequeña de un dedo, que presentaba ya hinchazón y hematoma, según el relato de sus padres.

La niña, de 11 años, había comprado por dos euros "un anillo de acero que cambia de color" el día anterior, en una excursión a Proaza y Teverga. Le quedaba un pelín pequeño, pero su madre le ayudó a meterlo en el anular de la mano izquierda con agua y jabón. Cuando al día siguiente intentó quitárselo, resultó imposible. "No había manera de sacarlo, ni con jabón ni con casa. El dedo se le hinchaba y fuimos al ambulatorio de Piedras Blancas. Allí tenían un aparato para cortar anillos, pero solo de oro y plata. No conseguían ni hacerle una muesca. También lo intentaron con una especie de hilo, pero nada. Así que nos hicieron un volante para acudir a la residencia", explica Fernández.

Para entonces, la pequeña "tenía ya el dedo como un bote". "Nos atendieron enseguida y probaron con todo lo que tenían, pero nada, no había manera. Y aquello se acabó convirtiendo en el camarote de los Hermanos Marx", prosigue la madre.

Según su relato, los sanitarios reclamaron la ayuda del personal de mantenimiento, que acudió equipado "con una cizalla y unos alicates". No hubo éxito. "Un amigo de la familia le comentó a mi marido, con el que yo estaba en contacto por teléfono, que lo que necesitábamos era una dremel (una especie de radial con un disco de pequeñas dimensiones). Con el material y herramientas que había en el hospital no eran capaces ni de hacer una incisión en el anillo. Cada vez el dedo de la niña estaba peor, le ponían hielo para bajarle el hinchazón", prosigue la madre en su relato. Así que la siguiente llamada desde el Hospital San Agustín fue el 112, que movilizó a dos bomberos del parque avilesino con más herramientas. Pero los trabajadores del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) tampoco disponían de una dremel o herramienta similar. Mientras el padre de la niña se desplazaba a una gran superficie de artículos y herramientas de bricolaje, el dedo de la pequeña se iba amoratando e hinchando cada vez más.

"Fui al Hospital a la una de la tarde y salí a las cuatro y media, por lo que nos tocó cambio de turno. En el primero fue todo muy bien. Pero en el segundo nos empezaron a decir que la niña no se podía ir con el dedo así, que estaba perdiendo el flujo sanguíneo y que se podía gangrenar el dedo. 'O sacamos el anillo, o le tendremos que cortar el dedo', me llegaron a decir. Estuvimos allí casi cuatro horas hasta que el padre consiguió la herramienta", prosiguió Patricia Fernández.

El progenitor y los bomberos llegaron casi a la par al San Agustín. Y al final fueron estos últimos los que cortaron, con la dremel que adquirió la familia, el anillo de la discordia, bajo la responsabilidad de los progenitores.

"Creemos que es vergonzoso que tuviéramos que buscarnos la vida para conseguir la herramienta para cortar el anillo. Ni los bomberos la tienen, ¿qué me está contando? ¿Con qué medios trabajan estos profesionales? Puedo reconocer que tengo parte de culpa por haber ayudado a poner el anillo con la ayuda de jabón, ¿pero que me digan que igual le tienen que cortar el dedo? ¿Que tengamos que comprar una máquina nosotros? Sentí como si estuviéramos en el Camarote de los Hermanos Marx. El trato que recibimos por parte de todo el personal (enfermeras, trabajadores de mantenimiento) fue muy bueno, pero es una vergüenza la falta de medios en Sanidad", concluyó la madre.