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TERESA MOURE | Escritora y profesora de Lingüística, presentó ayer "Una madre tan punk"

"Para mantener el asturiano importa una voluntad colectiva fuerte y no sé si la hay"

"El Estado de corrupción en que vivimos es tan atroz que hace falta imaginar que un juez sea un personaje de la tragedia griega"

La escritora Teresa Moure, ayer, en la calle Constantino Suárez, "Españolito". MARA VILLAMUZA

Teresa Moure (Monforte de Lemos, Lugo, 1969) es escritora y profesora de Lingüística de la Universidad de Santiago. Presentó ayer tarde en Avilés su novela "Una madre tan punk" (Hoja de Lata, 2016), escrita originalmente en portugués y traducida al castellano por ella misma. Esta tarde hará lo propio en la librería El Bosque de la Maga Colibrí, en Gijón. Antes de la presentación atendió a LA NUEVA ESPAÑA en la terraza de una cafetería al hotel en el que se alojaba.

-La protagonista de "Una madre tan punk" es una jueza, aparentemente, una señora de orden. ¿Cómo se transforma en punk?

-La palabra "punk", además de remitir al movimiento musical que a todos nos conmueve, también remite, simplemente, a la basura. En este caso, tenemos un personaje que la literatura normalmente no deja ver porque es un personaje desagradable: una mujer jubilada que se rodea de basura. Esa es su condición punk, pero el punk está hecho para transgredir y, por tanto, la protagonista ni siquiera es una paciente con síndrome de Diógenes normal, alguien que en algún momento tiene una demencia. Es un personaje trágico, alguna crítica ha dicho que es una antígona de la tragedia, que en un momento dado decide simular que tiene este síndrome para transformar el mundo, que es lo que se suele hacer.

-¿De dónde sale este personaje?

-El Estado de corrupción en que vivimos es tan atroz que hace falta imaginar que algún juez sea un personaje de la tragedia griega. Una vez dicha esta "punkarrada", diremos que en Santiago, donde yo vivo, todos los días, cuando iba al trabajo me encontraba con un personaje tan habituales de las ciudades. No era una jueza jubilada, era mujer de cierta edad. Arrastraba un carrito de bebé. Llevaba cajas de fruta. Era personaje que me llamaba la atención: por su olor, por su vestimenta, por la miseria que evocaba. Un día, en el periódico local, leí que una mujer que vivía en las calles que te digo había muerto. Su casa se había incendiado rodeada de basura. Los policías se encontraron en el frigorífico y encontraron una fortuna en billetes pequeños. Siempre suponemos que la miseria es no tener dinero, pero tal vez hay algunas rebeldías escondidas.

-Ha traducido usted misma la novela. ¿La ha reescrito?

-Supongo que todos hacemos pequeñas trampas para hacer posible la vida en diferentes lenguas. Soy lingüística profesional y ese tema me interesa. No estaría mal que me traicionase. El original está escrito en portugués, no es gallego. El gallego y el portugués es la misma lengua. Formo parte de un grupo de escritores disidentes con la cultura gallega oficial. Desde hace algunos años publico exclusivamente en portugués.

-¿Por qué razón ha optado por el portugués?

-El gallego es una lengua restaurada con categoría más o menos oficial. Todos tenemos el deber de conocer el español, pero no el gallego, ya sabes cómo es la legislación en las nacionalidades. La población hablaba gallego, pero no la escribía, por eso se decidió hacerlo como el español porque parecería que iba a ser más fácil. Lo cierto es que no se ha avanzado nada en la normalización: la juventud cada vez habla menos la lengua. Como la jueza de mi novela, me vi en el dilema moral: tenía que decidir si aceptar las medidas fáciles o las verdades incómodas.

-El asturiano no es una lengua oficial, ¿sus hablantes son personas al margen de la legalidad?

-En el conjunto del planeta hay unas 12.000 lenguas. La diversidad lingüística es muy alta y es índice de la grandeza humana. Apuesto por la diversidad, por que las lenguas se conserven, porque son patrimonio de la humanidad. Para mantener las lenguas importa una voluntad colectiva fuerte y no sé si la hay, si el movimiento está suficientemente articulado para ser resistente.

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