Las monjas de la congregación de las Siervas de Jesús viven sus últimos días en el Hospital de Avilés, antiguo de Caridad. El lunes, las tres hermanas -sor María Josefa, sor Magdalena y sor Rosalí- pondrán rumbo a sus nuevos destinos y dejarán el centro hospitalario sin un referente, sin aquellas mujeres que durante casi 130 años han dado consuelo y ayudado a los enfermos y sus familias. "Nos da muchísima pena que después de tantos años nos tengamos que ir; es como una herencia", afirmó ayer sor María Josefa, la hermana superiora.

La congregación ha decidido hacer una reestructuración interna debido a las escasas vocaciones y las monjas que ahora están en el Hospital de Avilés pasarán a atender exclusivamente los centros de su propiedad. Así, sor María Josefa se irá a Vitoria, a una casa de mayores como directora. Sor Magdalena, por su parte, será destinada al barrio de Vallecas, en Madrid, para ayudar en un centro social que atiende cada día a decenas de personas. Finalmente, sor Rosalí se trasladará a un centro que la congregación de las Siervas de Jesús tiene en la Región de Murcia.

"Son muchas emociones las que estamos viviendo. Es impresionante el cariño que nos tienen en Avilés. Cuando nos ven, nos dicen que es una pena que nos vayamos porque es una pérdida para la ciudad", comentó la hermana superiora. Hace una semana, las monjas pudieron sentir ese cariño durante una misa que preparó la Asociación de Siervos de Jesús, formada por seglares avilesinos, en la iglesia de San Nicolás de Bari. A continuación, el director del Hospital de Avilés, José Menéndez, organizó una comida en un restaurante de la calle de Galiana al que acudieron algunos políticos, como Pilar Varela, exalcaldesa de Avilés, además de personal del centro sanitario. "Fue muy bonito", aseguró María Josefa.