En dos meses habrán finalizado las obras de adecuación del edificio anexo al Instituto de Materiales de Avilés, un antiguo concesionario de vehículos que acogerá nuevas investigaciones en el campo del acero. La puesta en marcha de este edificio permitirá también aligerar medio año el proceso de trabajo llevado a cabo hasta ahora puesto que los investigadores podrán prescindir de un paso intermedio que obligaba a enviar a Bélgica el acero tratado en los laboratorios avilesinos y aguardar su posterior reenvío. Esto retrasaba la presentación de resultados a los clientes del Instituto de Materiales. Todo esto lo anunció ayer mismo Íñigo Felgueroso, el director del prestigioso centro de investigación asturiano, el lugar en el que se ensaya la metalurgia del mañana.

"A finales de este año y, sobre todo, a comienzos del próximo, estaremos a pleno rendimiento", confirmó Felgueroso. En el edificio anexo -el tercero de los incluidos en la conocida ya como Manzana del Acero- se instalarán los artefactos correspondientes en los que los investigadores ensayarán productos planos y largos "con la vista puesta a llegar a los terminados", añadió Felgueroso. En definitiva, con la finalización de las obras de ampliación (iniciadas en abril), el Instituto de Materiales contará con una minisiderurgia integral -un "miniarcelor" a la asturiana- en la que cualquier empresa podrá solicitar un tipo determinado de acero que requiera para su negocio. "No es lo mismo soldar en medio del mar que hacerlo en tierra", ejemplificó el responsable del centro.

La Manzana del Acero está formada por tres piezas: la sede del ITMA en Avilés, de 4.000 metros cuadrados de superficie; el inmueble anexo construido originalmente para la Fundación Metal de Asturias y que ocupa desde hace más de un año la multinacional Arcelor: tiene 3.300 metros cuadrados. El tercer edificio es una nave de 2.800 metros cuadrados que fue en su día un concesionario de coches y es donde se está realizando el grueso de las obras y en la que se están instalando ya máquinas de laminación. Todo esto supone más de diez mil metros cuadrados de espacio disponible para los investigadores y que quedan interconectados al hallarse los tres inmuebles dentro de la misma manzana del parque empresarial de la ría; de ahí el nombre de Manzana del Acero.

La principal diferencia con lo que existía hasta ahora en el polígono de la ría es la unificación de objetivos, recursos y financiación bajo un mismo paraguas, así como el reenfoque de la I+D siderúrgica hacia las necesidades de las empresas comarcales que transforman el acero de Arcelor en productos de alto valor añadido como son los bienes de equipo o las piezas para el sector de la energía eólica, entre otros.

"El futuro de la nueva instalación está en concluir todo el proceso de fabricación de acero", explicó Felgueroso. Lo que habrá en el polígono de la ría será un planta piloto en la que se podrán ensayar todos los pasos en la línea de producción del acero; es decir, imitar la gran siderúrgica a pequeña escala. Desde la transformación del mineral de hierro en arrabio (altos hornos), a la conversión del arrabio en "slabs" de acero (acería). Estos "slabs" en miniatura se manipularán de tal modo que se puedan transformar en bobinas de acero o productos largos. Estos ensayos se hacen para discernir qué producto es adecuado para la energía eólica, para la automoción o para otros sectores como la construcción o la obra pública.