Una firma de comercio electrónico que nació en el vivero de empresas de La Curtidora hace tres años y que compra y vende ropa infantil por internet se prepara para dar el salto internacional. La compañía Quiquilo, que impulsaron la ingeniera de telecomunicaciones Patricia Robledo y su marido Roberto Bernabéu tras detectar que sus propios hijos crecían dejando la ropa prácticamente nueva y prendas incluso sin estrenar, se ha situado en el podio europeo de las firmas que operan con el modelo "ecommerce" (comercio electrónico, economía digital y marketing online). Estos emprendedores ultiman páginas de internet propias en Italia y Portugal, que abrirán este mismo año, y preparan la puesta en marcha de una filial en México a dos años vista. Buscan financiación.
Quiquilo comenzó a operar en el centro de empresas avilesino en marzo de 2013. Tan solo seis meses después había tramitado ya 800 pedidos de 1.200 clientes y adquirido 34.000 prendas (ropa infantil prácticamente nueva que adquiere directamente de las familias) a través de su web (www.quiquilo.es). En la actualidad, trabajan para la firma siete personas y las previsiones pasan por cerrar el año con una decena en plantilla, todos ellos fijos. Robledo y Bernabéu prevén una facturación de medio millón de euros en 2016 y multiplicarla por cinco, hasta los 2,5 millones, en 2018.
¿Por qué estos emprendedores han puesto el foco en México, Italia y Portugal? "México es un mercado con un tamaño muy grande, diez veces mayor que el español, y se encuentra en pleno crecimiento. Además, se espera que se produzca una explosión del 'ecommerce' muy grande. En cuanto a Portugal, recibimos muchos pedidos de allí y a nivel operativo, es muy similar al de aquí. Y el desarrollo en Italia, porque además de los pedidos que recibimos, la moda española de niños gusta allí y detectamos una posibilidad de mercado importante", explica Patricia Robledo.
Esta empresa avilesina, galardonada con el premio "Futuro Avilés" de la Cámara de Comercio en 2013, compra ropa que se le ha quedado pequeña a los niños (o incluso sin estrenar, con etiqueta) para ponerla a disposición de quienes necesitan nuevas prendas. Por un lado, las familias pueden vender aquellas prendas infantiles que sobran en sus armarios y, por otro, adquirir una gran variedad de marcas a precios competitivos en un perfecto estado. La web dispone de una calculadora, que permite a los clientes conocer al momento el dinero que recibirán por los artículos de los que quieren deshacerse. Y con un solo click, se inician los trámites para la recogida y entrega de la ropa a Quiquilo, con oficinas y almacén en La Curtidora.
La firma también tiene impacto social. La plantilla lleva a cabo un minucioso proceso de revisión y valoración de cada prenda, las que son aceptadas se ponen a disposición de otros padres en la tienda online y las que no se consideran aptas se entregan al ropero gijonés de Cruz Roja y "Ningún niño sin cenar", que han recibido ya más de 90.000 prendas desde La Curtidora.
"Estamos en fase de expansión, una vez consolidado tanto el modelo de negocio como la empresa. Nos encontramos en conversaciones con varios inversores españoles para obtener financiación privada, y esperamos cerrarlo en las próximas semanas", apunta Bernabéu, que forma parte de la junta directiva de la Asociación de Comercio Electrónico de Asturias (Asce@s). Este colectivo está formado por 27 empresas y organizaciones relacionadas con el comercio electrónico que suponen un volumen de negocio superior a los dos millones de euros. Su objetivo principal es impulsar el comercio electrónico y mejorar la competitividad de las tiendas virtuales vinculadas al "ecommerce" de Asturias.
