El Colegio Oficial de Graduados Sociales de Asturias, en facultad otorgada por el Consejo de Ministros, le acaba de conceder la medalla de oro al Mérito en el Trabajo al avilesino José Antuña. Licenciado en Ciencias del Trabajo, técnico superior en Relaciones Industriales y graduado social, cuenta con una larga trayectoria profesional de 25 años como graduado social, laboralista y empleado público en la administración autonómica en la Consejería de Servicios y Derechos Sociales, donde ocupa la jefatura de Unidad de Revisión de Pensiones. Es miembro de la junta de gobierno de dicho colegio y secretario de la Asociación Española de Graduados Sociales Progresistas.
-La figura del graduado social sigue siendo desconocida para muchas personas.
-Los graduados sociales somos expertos decanos en derecho de trabajo, de la seguridad social y en el mundo de los recursos humanos y del asesoramiento en empresas. Ejercemos la profesión en los ámbitos judicial y administrativo.
-¿Su labor puede confundirse con la del abogado?
-Seguramente con la del abogado laboralista sí, en tanto en cuanto ejercemos las mismas funciones y competencias ante los tribunales de lo social en todo tipo de procedimientos laborales y de seguridad social de trabajadores, empresarios, entidades...
-¿Cómo es la relación con este colectivo?
-Con el colectivo en general es buena, no en vano trabajamos en el mismo ámbito y tenemos que colaborar. Las rencillas obsoletas entre colectivos son la excepción. Y en cuanto a las relaciones profesionales entre un graduado social y un abogado deben ser, y de hecho son, las mismas que existen entre dos graduados sociales o dos abogados.
-¿Qué sector es el que genera más carga de trabajo a los graduados sociales?
-Como consecuencia de la crisis se ha disparado el número de expedientes relacionados con la pérdida de empleo, con el cierre de empresas, o con el acceso, a veces con obstáculos, a prestaciones sociales o a pensiones.
-¿ Qué retos tiene ante si este colectivo?
-Conociendo de primera mano las consecuencias de la crisis y la desigualdad social, debemos asumir un especial compromiso social con los ciudadanos ya que nuestro emblema es trabajar en pro de la justicia social.
-¿Qué cambios cree que vivirá el graduado social?
-Las mismas que cualquier otro profesional o trabajador ante un nuevo mercado laboral caracterizado por sorprendentes avances en materia de ciencia y tecnología. Debemos desarrollar competencias técnicas y actitudinales, adoptar la cultura del reciclaje de por vida y un perfil intraemprendedor de trabajador del futuro, innovador, imaginativo, creativo y abierto a la colaboración en cualquier momento o lugar.
-¿Cómo pueden los graduados sociales ayudar a los ciudadanos a salir de la crisis?
-Desde el Colegio Oficial de Asturias, al que pertenezco como miembro de la junta de gobierno, hemos aprobado una serie de iniciativas sociales gratuitas para favorecer el emprendimiento y crear opciones de empleo, así como orientación jurídica a los ciudadanos y remover los obstáculos para el acceso a pensiones y prestaciones sociales.
-El autoempleo crece dada la escasez de ofertas laborales, pero los emprendedores se quejan de falta de apoyos.
-Los autónomos están atravesando serias dificultades en la búsqueda de salidas a una crisis que ha generado situaciones de desprotección social y que ha borrado del mapa a muchos negocios de esa red de pymes que dan vida a nuestros barrios y ciudades dinamizando la actividad económica. Para apoyarlos, en el colegio hemos puesto a su disposición, de forma gratuita, una red de asesores con el doble objetivo de favorecer el emprendimiento y la creación de empleo. Y por supuesto se hace necesaria una reforma fiscal más justa.
-La pérdida de derechos laborales es la crítica más generalizada entre los trabajadores. ¿Qué se debería cambiar para recuperarlos?
-Necesitamos un nuevo marco de relaciones laborales que contemple el empleo digno y de calidad como motor de recuperación económica de nuestra sociedad; una reforma de la Seguridad Social que garantice la cobertura de su acción protectora a toda la población, máxime cuando son los trabajadores y autónomos los que soportan las peores consecuencias de esta crisis; un pacto educativo que prime la educación pública gratuita y de calidad como elemento igualitario; e insisto, una reforma fiscal más justa. Para ello es necesaria una reforma laboral equilibrada y pactada entre los agentes sociales.
-Los últimos datos del paro presentan un leve repunte del empleo. ¿Cree que el país se está recuperando?
-En absoluto. El empleo existente se ha troceado y precarizado, pero no se ha creado empleo nuevo, ha aparecido la figura del trabajador pobre y se han normalizado situaciones que deberían ser excepcionales, como por ejemplo, trabajador con contrato a tiempo parcial, con contrato de cuatro horas, que trabaja entre ocho y diez horas mínimo, con salarios indignos.
-¿Los pequeños autónomos son los grandes olvidados del modelo empresarial?
-Efectivamente. El sistema beneficia a la gran empresa, que ya goza de un elevado poder por si misma: ingeniería y dumping fiscal y social, que les permite pagar menos impuestos y situarse en una clara situación de privilegio en las relaciones laborales, mientras que los autónomos y pymes soportan una carga fiscal mucho más elevada.
-¿Cómo ve la situación de Asturias?
-La situación social, económica y política asturiana no es justa para con Asturias y sus gentes de bien.
-¿Qué hace falta para alcanzar estas metas?
-Un nuevo modelo productivo, competitivo, de empleo estable y de calidad, apostando por el I+D+I, el conocimiento y la formación, la creación de valor añadido, las nuevas tecnologías, las energías renovables y el medio ambiente. Y trabajar por una optimización de la administración y de los servicios públicos asturianos, y en especial de los cuatro pilares del Estado del Bienestar: Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Servicios a la Dependencia. Y por supuesto, erradicar el despilfarro.
-Para concluir, ¿qué ha supuesto recibir la medalla de oro al mérito en el trabajo?
-Un enorme orgullo, sobre todo por el hecho de que provenga del colectivo profesional al que pertenezco, y porque te anima a seguir trabajando en pro de aquello en lo que crees.
