Los padres Agustinos colocaron el 2 de abril de 1965 la primera piedra de lo que hoy se conoce como colegio San Fernando. Entonces, aquella zona poco tenía que ver con la actualidad. La congregación eligió un entorno rodeado de grandes praderas, donde solo se vislumbraban los edificios de la zona de Las Meanas y de otras partes de la ciudad. Los encargados de "bendecir" ese hito fueron, entre otros, el padre provincial, Gabriel del Estal; el director del centro, Fernando Valenzuela, y los padres José Ángel y Honorio.

Ayer, esa primera piedra volvió a salir a la luz como consecuencia de los trabajos que está realizando el colegio para mejorar toda la entrada principal. En su interior está guardado un periódico de ese día, el listado de alumnos y profesores de aquel año "y algún otro misterio que se desconoce", explicó ayer José Luis Martínez, subdirector titular del colegio San Fernando.

Esa primera piedra estaba colocada junto a las escaleras de acceso al centro. Éstas se derribarán para construir sendas rampas para hacer más accesible el centro. La nueva ubicación de ese hito será en ese mismo entorno y la idea de los responsables del colegio es que siga presidiendo la entrada al complejo y que, además, esté visible. Para ello, la piedra, de unos 93 kilos de peso, recibirá una tratamiento para limpiarla. "Es una reforma importante porque la instalación de la entrada era la original y necesitaba una reforma en condiciones para adaptarse a las nuevas necesidades, sobre todo de accesibilidad. Ahora habrá dos rampas para que puedan subir los carritos y las sillas de ruedas con mayor facilidad", comentó Martínez.

El final de las obras, a mediados de agosto, casi coincidirá con el inicio de los actos para celebrar el 75.º aniversario del colegio. El San Fernando fue fundado en octubre de 1941 por el sacerdote y doctor en Teología Víctor Pérez García-Alvera en una casa de la calle de La Magdalena, propiedad de Cayetano Prada. En los años setenta, ante el creciente alumnado, el director del centro, José Martínez, decidió construir un nuevo edificio, aunque cambios en los planes urbanísticos de la ciudad obligó a sus responsables a desistir de esa opción con los proyectos ya concluidos. Fue entonces cuando el colegio San Agustín se puso en venta. El San Fernando vio una oportunidad y decidió adquirirlo. Se convirtió en su sede definitiva en julio de 1976.