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Las reservas de sardina, en el nivel más bajo de su historia, alarman a la flota

Un informe constata que la biomasa de esa especie en aguas ibéricas del Atlántico se ha reducido en un 71 por ciento en los últimos diez años

Las reservas de sardina, en el nivel más bajo de su historia, alarman a la flota

La sardina está en estado de "shock". Un informe elaborado por el Observatorio de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea (CE) alerta de que sus reservas en aguas ibéricas del Atlántico (Golfo de Cádiz, Portugal y Cantábrico) se encuentran actualmente en el nivel "más bajo" de su historia. Según el estudio, la biomasa se ha reducido en un 71% en los últimos diez años. Los profesionales del sector, los que cada día se echan al mar, son conscientes de los malos momentos que vive esta especie, que sigue los mismos derroteros que en su día la anchoa, y por ese motivo abogan por una veda parcial de capturas para intentar recuperarla.

La caída en picado de las descargas de sardina en Asturias es un buen ejemplo de lo que sucede en el resto de puertos. Según los datos de la dirección general de Pesca del Principado, en 2011 se vendieron en las lonjas de la región 528.414 kilos de sardina; el año pasado, apenas se llegó a los 63.000 kilos. En lo que va de año, las lonjas han recibido 53.861 kilos de sardinas, apenas 10 kilos en todo el mes de mayo, cuando ya es habitual las grandes descargas de esa especie, muy tradicional en los meses de verano. España y Portugal están intentando poner freno a esta situación y aplican desde 2014 un plan de gestión con un tope máximo de capturas, que este año está fijado para ambas flotas en las 10.000 toneladas hasta el 31 de julio, cantidad que podrá ser revisada a partir de esa fecha gasta las 14.000 toneladas, según el acuerdo firmado.

Sin embargo, los pescadores de la región consideran que hasta que no se regule también la pesca en la parte más oriental del golfo de Vizcaya, en las inmediaciones de la costa francesa, no habrá nada que hacer. Desde allí, aseguran, llega la sardina al resto del Cantábrico, por lo que si no se pone coto en todo el caladero será imposible su regeneración, sostienen los profesionales.

Algunos profesionales y científicos abogan por hacer con la sardina lo mismo que con la anchoa. El caladero del Cantábrico estuvo cerrado cinco años para la pesca de bocarte. Y parece que surtió efecto porque desde que se permitió volver a faenar, en el año 2010, las descargas no han hecho más que mejorar año a año y ya se aprecia una buena biomasa de juveniles en el mar.

Pero no solo hay problemas en la zona del Atlántico. En el Mediterráneo, de donde se nutren comunidades como Asturias para surtir los supermercados de esa especie, también se ha producido un fuerte descenso de los desembarques de las flotas españolas y francesas, en caladeros como el del Golfo de León. El estudio señala que entre 2004 y 2014 la mayoría de los países que capturan sardina, excepto Croacia e Italia, sufrieron caídas en la pesca; en el caso de España disminuyó un 30 por ciento.

El Observatorio de la Pesca y de la Acuicultura de la Comisión Europea señala además que la industria transformadora de ese pescado es importante en la mayoría de los países del sur de Europa, con unas 16.000 toneladas en 2014, en el caso español. Resalta que en 2015, la UE registró un déficit en el comercio de sardina por valor de 100 millones de euros, debido principalmente a la importación en conserva, aunque también, en menor medida, por las compras de género congelado para abastecer a las industrias. Marruecos es el primer proveedor de sardina congelada y en conserva.

Dentro del comercio intracomunitario, España y Croacia son los principales abastecedores de producto fresco y congelado, mientras que Portugal domina el mercado de productos en conserva. La CE ha precisado que las importaciones comunitarias de sardina en fresco son casi inexistentes, lo que prueba que no hay alternativa a la sardina europea para esa clase de suministro, ya que dada su "fragilidad y limitada idoneidad para la manipulación" debe ser consumida rápidamente. Por ello, el flujo de sardina fresca se limita en su mayoría a países vecinos (de Croacia a Italia y de España a Portugal).

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