La mayor procesión marinera de España es la de San Juan de La Arena. Eso dicen al menos los amantes de este rito que ayer cumplió 176 años. El orbayu impenitente inquietó a los organizadores durante toda la mañana, hasta el punto de que estuvieron a punto de suspender el acto. Al final, no fue necesario. "Se dio el milagro de San Juan", contaron los más viejos del lugar. Y es que, reza la tradición, todos los 24 de junio, a las 13.00 horas, para de llover y el cielo despejado permite la celebración de la fiesta mayor de la localidad sotobarquense, de Interés Turístico Regional desde 2013. Diecisiete santos hacen fuerza de sobra.

En una asamblea improvisada en la iglesia, tras la misa de 12, parte de los que iban a portar las 17 imágenes se negaron a renunciar a la tradicional procesión arenesca (hay documentación desde 1840 y una fotografía de 1895 certifica la salida de las imágenes de San Juan, San Telmo y la Virgen del Carmen). "No podemos olvidar que las esculturas son de madera y de escayola, y que el agua puede hacerles mal", decía Fernando González, de la organización. "¿Las sacamos?", preguntó. Y la respuesta de los miembros de la agrupación procesional fue unánime: "Por supuesto".

Previamente, al inicio de la misa, se fueron acercando a la plaza del pueblo los que tenían previsto participar de la fiesta: hombres, mujeres, niños; muchos niños vestidos de comunión. Y también la Banda de Gaitas de Candás. Todos en torno a los 17 santos del templo de La Arena: desde la Virgen de Covadonga a la de Fátima o el Carmen a San Juan, San Juan Bautista, San Telmo, Santa Teresita o Santa Imelda... Fueron finalmente 83 devotos los que desfilaron por las calles -un recorrido reducido por mor de la lluvia; el normal tiene dos kilómetros-. A los 83 ataviados con los trajes de marineros, se sumaron diez más que son los encargados de portar el conjunto de La Sagrada Familia.

El cura de La Arena, Faustino Martínez, fue el encargado de abrir la procesión y también de bendecir las aguas. "Las familias nos advertían de que no nos podíamos bañar hasta que las aguas estuvieran bendecidas. Así, que, en puridad, ayer abrimos la temporada de baños en La Arena", explicó Fernando González, que pertenece a la agrupación procesional, una organización que suma varias asociaciones y que se ha hecho cargo de la fiesta con el fin "de preservar la tradición lo más posible".

El recorrido se inició con el repique de las campanas de la iglesia. Los participantes fueron jaleados por el resto del pueblo. Varios ancianos de la residencia salieron a la calle para ver los 17 santos que son capaces de parar la lluvia. "La procesión fue aún mayor que ahora. Cuando hubo 8 fábricas de conservas cuadriplicábamos el número de personas, había más familias. De un tiempo a esta parte, todo el pueblo, casi sin excepción, se vuelca con la fiesta", señalaba González. Y así es como se consigue que pare de llover.