El maestro industrial Iñaki Malda Fuentes acaba de ser reelegido secretario comarcal de la Unión General de Trabajadores (UGT). El congreso, celebrado el pasado viernes, le ha dado la reválida con un 96,5% de los apoyos, por encima del 93,85 que obtuvo en 2013, cuando optó por primera vez al cargo tras la salida de Amado González.
-Ha recibido un respaldo abrumador, el viernes se le veía emocionado...
-Sí, estaba contento. Un congreso es muy importante, tanto por la complejidad de su organización como porque marca la temperatura de cómo ha sido la gestión y del estado de la organización. Ver que salió todo bien (la organización del congreso es compleja), el resultado obtenido y lo productivos que han sido los debates, es como para estar contento.
-Su primer mensaje ha sido una llamada a la unidad, ¿es que había fractura interna?
-No, lo que ocurre es que estamos en un momento delicado, el sindicato está en obras. Y en una obra, al final o te acabas manchando o incluso haciendo daño. En el sindicato no es distinto. Estamos haciendo una reorganización interna importantísima, pasando de seis federaciones a tres, sustituyendo personas y modos de trabajo que llevaban muchos años, poniendo caras nuevas, y en todo este proceso es normal que surja debate. Y nuestro sindicato también es eso, debate interno, crítica, es creativo. Todo eso debe ser de puertas hacia adentro y salir reforzados. Estamos de acuerdo en cómo va a ser el final, que la dirección salga reforzada. Tenemos que ponernos de acuerdo en cómo hacer el camino.
-¿Y en esas obras, están en peligro las uniones comarcales?
-Sí. La ejecutiva regional ha dejado muy claro que hay una máxima, que es mantener las uniones comarcales para que sigan existiendo. Yo creo, además, que necesitamos más recursos en la comarca. De poco sirve que la UGT tenga un equipo enorme en Oviedo y que haya necesidades de personal y recursos en las comarcas. Los recursos hay que descentralizarlos. La representación de Oviedo no puede ser mayor que la de Gijón, por ejemplo, y Avilés tiene que disponer de recursos materiales y humanos suficientes para atender a su población. Necesitamos recursos en las comarcas.
-¿Balance de estos últimos tres años?
-El que estamos viviendo todos, la reforma laboral nos hace mucho daño. En la Unión Comarcal lo vemos a diario: compañeros despedidos, muchas veces por medio de tropelías por parte de algunos empresarios sin escrúpulos que tratan a la gente como mercancía. Desde el punto de vista sindical, destaco el haber llegado a empresas en las que no había representación, como CSC o Du Pont, que llevaba aquí 25 años sin sindicatos, creo que es muy importante. El balance de la gestión económica es fácil, son habas contadas, y no es bueno. Toda esta crisis ha provocado una disminución en la afiliación, derivada de las personas que pierden el trabajo y se ven abocado a dejar de pagar la cuota. Hay que amoldarse a la situación. Uno de nuestros objetivos es vivir de la cuota de los afiliados, creo que es un acierto.
-¿El principal reto para los próximos cuatro años?
-El principal reto es el empleo, no puede ser otro. Tenemos 12.500 personas en la comarca que quieren trabajar y no pueden. Hay que seguir facilitando el empleo a los más jóvenes y buscar herramientas para dar oportunidades también a los mayores de 45 años. Hay otra forma de hacer las cosas. No es cierto lo que dice el presidente de la patronal (Sandro Rosell), que aspirar a un trabajo fijo es de mentalidad del siglo XIX. El que tiene mentalidad del siglo XIX es él. Y también es mentira lo que dice Rajoy sobre el aumento de la contratación. Se hacen tres contratos a una misma persona en un año, y lo cuentan como si fuesen tres contrataciones distingas. Es una absoluta vergüenza. Y lo de los falsos autónomos es otra de las engañifas.
-Sea sincero. ¿Cómo ve el proceso abierto en la fábrica avilesina de Alcoa?
-Creo que Alcoa tiene la intención de venderla. Y creo también que la compañía tiene muchas explicaciones que dar: primero a los trabajadores, y después al territorio, al Principado y también a todos a los que han pedido ayuda cuando les ha hecho falta. Como cuando accedieron a subvenciones y a créditos autonómicos para acometer inversiones, y que tuvieron que acabar devolviendo porque no hicieron ninguna. Está el problema del precio de la energía, eso es cierto. Pero no tengo ninguna duda de que Alcoa quiere vender la fábrica. Y queremos saber quién será y que se asegure el empleo. No nos podemos permitir en esta comarca quedarnos sin esta fábrica. Siempre nos van a tener enfrente.
-¿Qué espera este domingo de las urnas?
-Lo que pasará no lo sé, lo que me gustaría es que gobierne la izquierda en este país. Hay muchas cosas que derogar, como las leyes que meten a los sindicalistas en la cárcel, las reformas que permiten despedir gratis y expedientes de extinción por el mero hecho de ganar menos. Y eso solo lo puede conseguir la izquierda.
