La multinacional alemana Trimet, que ha puesto sus ojos sobre las plantas españolas de la empresa norteamericana Alcoa, tal y como desveló ayer LA NUEVA ESPAÑA, cerró el último ejercicio contable con una producción que rondaba las 740.000 toneladas de aluminio. La compra de la fábricas de Avilés, La Coruña y San Ciprián (Lugo), supondría que la compañía germana doblaría esas cifras, sobremanera, en el momento presente, cuando las factorías asturiana y coruñesa están al 66 por ciento de su capacidad absoluta. En el informe de 2015 de la multinacional Trimet -el último de los publicados- se constata el ánimo expansivo de la firma. En este documento se relata que, en sus primeros treinta años de historia, "ha crecido de 3 a 3.000 empleados". La suma de los trabajadores españoles colocaría a la empresa teutona en la lista de las principales productoras de aluminio del continente.

La compañía, que nació en 1985, entró en un proceso de expansión en el año 2005 que le ha llevado a conquistar parte de la Alemania Oriental y también del sur de Francia. De hecho, sus dos últimas adquisiciones fueron en las localidades occitanas de Castelsarrasin y Saint-Jean-de-Maurienne. La multinacional Rio-Tinto Alcan -la histórica competidora de Alcoa- le vendió dos fábricas de rancio abolengo que ensancharon aún más los límites de Trimet, una empresa que siempre se ha jactado de su carácter familiar. Alcoa hizo lo propio con la empresa Aludium, a la que vendió su planta de Castelsarrasin, la más pequeña de las incluidas en el primer lote del desarme del gigante norteamericano.

Trimet es el quinto postor que ha puesto sus ojos sobre las tres fábricas de Alcoa. El primero fue el fondo Atlas Holding a través, precisamente, de la compañía Aludium. Hay también tres fondos de inversión cuyos representantes han visitado las instalaciones puestas a la venta. Estos tres fondos son extranjeros. La forma de operar de este tipo de compañías es la siguiente: invertir en empresas de precio razonable para sacarles el suficiente jugo. Aludium, sin embargo, es una empresa centrada en la producción de aluminio. De hecho, Manuel Ruano, su director de operaciones, explicó que tras la compra del primer lote de fábricas había "una firme intención de seguir creciendo".

Todo esto contrasta con la política empresarial que está llevando a cabo Klaus Kleinfeld, el presidente de Alcoa. Desde hace más de un año los intereses de la histórica aluminera no van por la producción de aluminio primario. El exceso de oferta procedente de China y el elevadísimo precio de la energía eléctrica (fundamental para la producción de aluminio primario) cambiaron los intereses comerciales de la empresa propietaria de las plantas de Avilés, San Ciprián y La Coruña. Así se explican los cierres consecutivos de las factorías de producto primario por todo el mundo (en Estados Unidos mantienen su producción gracias a las ayudas públicas del estado de Nueva York).

La política de Alcoa en España se ha centrado primero en la venta de un bloque de tres fábricas (Alicante, Amorebieta y Castelsarrasin). La segunda fase es la presente: la venta del resto de las fábricas en España. Previamente, hubo dos amagos de expedientes de regulación de empleo (ERE) y también una reducción de la producción. Todo esto, además, en un marco de soga en el cuello: el precio de la tarifa energética española es el más caro de Europa. "Hace ya un año que se publicaron las últimas bases de la subasta de interrumpibilidad. Se celebró en septiembre. No sabemos nada de la nueva subasta. Parece que hasta que no haya nuevo Gobierno no van a ponerse serios con este asunto. El PP de Asturias, antes de las elecciones, convenció a todos los partidos para presentar una proposición que diera aire a esto: un compromiso con el sector. Lo que tienen que hacer ahora es reverdecerla. Estamos en la cuerda floja. Eso es lo preocupante", destacó José Manuel Gómez de la Uz, el presidente del comité de empresa de Alcoa en Avilés y de la sección intercentros del sindicato Comisiones Obreras.