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El apellido del concejo cumple un siglo

El conde de Romanones decidió, en julio de 1916, que Corvera pasara a ser Corvera de Asturias para evitar confusiones con las de Murcia y Cantabria

Dos peregrinas pasan al lado del cartel de Corvera de Asturias, en la entrada al concejo por Trasona desde Tabaza. MARA VILLAMUZA

Hace ahora cien años que Corvera es Corvera de Asturias. En julio de 1916, un total de 573 municipios españoles añadieron un apellido a su nombre, entre ellos, el concejo asturiano. Fue por un real decreto del rey Alfonso XIII, impulsado por el presidente del Congreso, el conde de Romanones, "a fin de que desaparezca la extraordinaria y lamentable confusión originada por el hecho de existir, entre los 9.266 ayuntamientos que constituyen la Nación -ahora son 8.114-, más de 1.020 con idénticos nombres, y éstos sin calificativo ni aditamento alguno que los distinga". El escrito fue entregado al Monarca el 27 de junio, cuando lo sancionó, y fue publicado el 2 de julio.

Por aquel entonces, Corvera, solo Corvera, había tres en España: en Asturias, en Murcia y en Cantabria. Sólo una de las tres podía mantener su nombre y se puede decir que el municipio de Murcia ganó la partida a los otros dos. Las reglas estaban muy claras: dejar "intacto el nombre a las poblaciones de mayor categoría administrativa, como capitales de provincia, cabezas de partido judicial y las de mayor número de habitantes", según explica el real decreto de Romanones. Corvera de Toranzo fue el nombre elegido para el municipio cántabro. Además, aunque no se tuvo en cuenta al no haber tanta "confusión" hay otros dos municipios españoles que se llaman Corbera con "B". En esa especie de competición, ganó el Corbera valenciano, frente al catalán, que pasó a denominarse Corbera de Llobregat.

Como dice el escrito, la elección del apellido de los municipios no fue arbitraria, aunque parece ser que la "tradición" y los "afectos" de Corvera no eran muy originales, ya que el concejo se quedó con el calificativo de "de Asturias": "Procurando que el calificativo sea [..] el que la tradición, el uso o los afectos de cada localidad vienen consagrando, y teniendo también presentes los antecedentes históricos y circunstancias especiales del terreno", señala. El escrito impulsado por Romanones da prioridad a los nombres de corrientes de agua, de montañas, del territorio o de alguna particularidad geográfica que tenga el municipio, pero parece que en la Corvera asturiana no encontraron ninguno que convenciera a la Real Sociedad Geográfica, encargada de decidir la denominación definitiva, ya que se quedó con el de la provincia.

Un cambio de nomenclatura de ese calibre afecta a muchos servicios, y la Sociedad Geográfica tuvo que recibir el visto bueno de las direcciones generales de Correos y Telégrafos, del Instituto Geográfico, de los Registros Civiles, de la Propiedad y el Notario, del Depósito Hidrográfico y hasta del Depósito de Guerra. Dentro de los problemas que pudiera acarrear en aquel momento el decreto, Asturias salió muy bien parada, ya que solo tres concejos tuvieron que añadir apellido a sus nombres: Tapia, desde entonces de Casariego; Muros, del Nalón; y la propia Corvera. Otras provincias no tuvieron tanta suerte: Salamanca, Soria y Teruel superaron los treinta cambios de denominación con la centenaria reforma.

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