Alfonso López Menéndez (Avilés, 1975) es el nuevo párroco de la iglesia de San Nicolás de Bari, el principal templo de la villa de Avilés, donde ya fue vicario. "Mi casa", dice el sacerdote, que atiende la llamada telefónica de LA NUEVA ESPAÑA desde el Real Sitio de Covadonga, donde mantendrá por el momento su trabajo como canónigo penitenciario (los religiosos delegados para confesar pecados que sólo puede perdonar el propio Arzobispo). Es licenciado en Filosofía y Teología Moral y es, además, profesor de Teología Moral y de Moral de la Personas en el Seminario Metropolitano de Oviedo y en el Centro Superior de Estudios Teológicos de Oviedo, que depende de la Universidad de Salamanca. Fue ordenado sacerdote en 2002 y su primer destino fue San Nicolás de Bari, precisamente, iglesia que dirigirá a partir del próximo septiembre.
-¿Y cómo recibe este destino?
-Pues con sorpresa. No me lo esperaba, qué le voy a contar. En Covadonga, me dedico a atender a los peregrinos y a atender la Escolanía y en Oviedo a dar clases. No lo esperaba. Y, por supuesto, tampoco lo tenía calculado.
-¿Y qué supone?
-Pues volver a la parroquia que me acogió. Es "mi casa".
-¿Qué le contó el Arzobispo?
-Me citó para contarme lo que esperaba de la iglesia. Me habló del colegio San Nicolás, de hermandades de la Semana Santa... Y, como dice el Papa Francisco, me pidió que diera mucha guerra.
-¿Cómo va a ser la transición?
-Sigo siendo canónigo de Covadonga hasta el próximo 8 de septiembre, el día de la Santina. Posteriormente a esa fecha, el Arcipreste de Avilés fijará un día para la toma de posesión. Normalmente es un domingo por la tarde. Entonces será cuando deje de ser canónigo para convertirme en párroco.
-De una iglesia muy importante en la ciudad.
-Muy significativa, sí. Con las de Sabugo y La Magdalena, claro. Sé muy bien que es una iglesia muy definida.
-Va a compartir trabajo con Ángel Garralda.
-Sí. Será párroco adscrito. Tengo muy claro que la parroquia no nace con mi llegada, que tiene mucha historia detrás. Lo que pretendo es que mi tarea y la de Ángel Garralda multipliquen. Lo que tengo claro es que no voy a restar.
-¿Qué papel desempeñará en el colegio San Nicolás?
-Llego como director titular. La orden que tengo es consolidar el centro y proyectarlo hacia el futuro. Los colegios que sólo tienen una clase por curso dependen de la matriculación. Nuestra formación, evidentemente, es católica. Lo que buscamos es potenciarla a lo largo de todas las etapas educativas. No pretendo mantener el colegio, más bien adaptarlo a las necesidades del presente. Me refiero a Infantil, Primaria y Secundaria. Respecto a la guardería nuestra intención revitalizarla.
-El colegio tiene una docena de nacionalidades representadas.
-Es fiel reflejo de lo que está sucediendo en la villa, que es muy diversa. Me parece que esta situación enriquece mucho la educación de nuestros alumnos.
-¿Y qué espera de la Semana Santa?
-No soy cofrade de nada, pero sé que estas hermandades son muy importantes en la vida de la parroquia. Entiendo que es importante que el trabajo que lleven a cabo no se limite sólo a unos pocos días. La proyección social y la acción caritativa de las cofradías de Semana Santa tiene que ser todo el año.
-Tiene que restaurar la casa del cura.
-Eso es lo que menos me preocupa ahora. Lo que tengo que hacer primero es llegar y después aterrizar. Por descontado tengo que hablar con don Ceferino Díaz. También lo haré con Garralda y con los consejos pastoral y económico de la iglesia. Voy a seguir dando clases en Oviedo, acudiendo a las reuniones de la Adoración Nocturna Femenina, de la que soy consiliario. Quizás habrá que replantear el uso de los edificios, ponernos manos a la obra con el tejado.
