La rula de Avilés, que copa el 70 por ciento de las ventas de pescado en Asturias, abrió ayer sus puertas a los curiosos que se acercaron a conocer el recorrido que lleva a cabo el pez desde que es capturado hasta que llega a casa. Estas visitas cumplen cinco años y se podrán disfrutar hasta el 16 de septiembre. Los interesados en participar deben reservar plaza en la oficina de turismo. "Es apasionante", dijeron.

Cerca de una treintena de personas acudieron a la jornada inaugural de estos trayectos guiados, cuyo plato fuerte es la subasta del pescado. Sobre esta puja se focalizó la visita, de una hora y media de duración, en la que también se pudieron conocer otras instalaciones que componen la rula avilesina.

El funcionamiento de la subasta del producto es muy sencillo: el pescado va apareciendo en unas cajas que se deslizan en una cinta que pasa por medio de los dos graderíos que componen este espacio de puja. La capacidad de estas dos tribunas es de 180 compradores, que se clasifican en minoristas, mayoristas o aquellos que compran para llevar el pescado a otros puertos.

El precio de inicio de la subasta lo decide un empleado de la rula, que tiene en cuenta tanto la especie del pez como la época del año. Una vez seleccionado el importe, se procede al curioso sistema de compra: en contraposición a otras subastas como pueden ser las de obras de arte, en las que se puja al alza, la forma de adquirir el producto en la rula es a la baja.

Un contador va descendiendo hasta que un comprador pulsa un botón del mando dispuesto en su asiento, lo que para la puja y le da opción de comprar o todas las cajas o solo cierta cantidad de cajas del barco de procedencia del género. Si no se compran todas, se sigue la puja de ese barco hasta que se totaliza la compra. Entonces se procede a subastar el pescado de la siguiente embarcación.

Las salas de almacenaje de las cajas que transportan el pescado fueron otro de los puntos visitados, en los que los asistentes descubrieron los diversos tipos que se emplean en función del tamaño del pez, desde los más pequeños, empleados para especies como el chicharro, hasta los mayores, para las especies de mayor tamaño.

Las cajas con el producto destinado a la subasta deben estar previamente pesadas y categorizadas. Dicho proceso de pesaje tiene lugar a la 01.00 horas de la madrugada, cuando comienzan a llegar los primeros barcos. Unas cajas de pescados que pasan del barco a la subasta, y de ahí a las pescaderías, antes de recalar en los hogares.