Pese a que son los jinetes y las amazonas los que se suben a los podios y recogen los trofeos, la preparación de los animales no tiene nada que envidiar a la de los deportistas que los ensillan. Precisamente de eso, de poner a punto para la competición a los equinos, "que a nivel top son como un fórmula 1", se encargan en la cuadra Casa'l Capellán, una ganadería radicada en la localidad gozoniega de Busto y que estos días ha trabajado intensamente para que sus caballos estén "completamente preparados" para disputar el concurso hípico de saltos de Luanco, una prueba que cuenta con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA, que comenzó durante este fin de semana y que seguirá entre los días 5 y 7 de agosto.

"El caballo tiene que tener buen carácter para dejarse montar y un físico atlético para saltar", explica Elvira Riva, propietaria de este negocio en el que actualmente tratan con mimo a más de cuarenta animales. "Los mejores equinos para practicar esta disciplina deportiva se caracterizan porque el cuello sale con un ángulo de 45 grados de la escápula, poseen un lomo fuerte, la grupa tiene una composición ósea fuerte y los aplomos son rectos", agrega.

Para conseguir estas características, la práctica habitual entre los criadores es unir los genes de dos animales que poseen estas condiciones. "La selección genética funciona con los cereales, las remolachas y las vacas de leche; por lo que con los caballos también. Evidentemente, como en todos los casos, puede haber ocasiones en las que salga mal; u otras en las que esperas poco de un potro y luego da un resultado excelente", afirma Riva.

Además, Riva destaca lo importante de que los equinos mantengan contacto con otros de su especie. "Son animales gregarios, por lo que es importante que puedan estar en sociedad. Tenerlos aislados es algo que les afecta y que no todo el mundo tiene en cuenta", relata.

Para prepararse de cara a las diferentes pruebas deportivas, los caballos siguen una completa rutina de entrenamientos. "Durante seis días a la semana hacen gimnasia, durante un tiempo que oscila entre una y tres horas; mientras que el resto del tiempo procuramos que estén al aire libre. En su día de descanso los sacamos al caminador y también los tenemos sueltos", enumera Riva, sobre la disciplina a la que son sometidos estos caballos para rendir al máximo nivel.