Firme defensor de la racionalización del gasto público y contrario a los impuestos indirectos, que califica como "injustos y perversos", el miembro de la Escuela de Economistas de Asturias, Joaquín Mastache de la Peña (Ponferrada, 1951) marca las líneas generales de las reformas que permitirían a España generar riqueza y poner fin a la situación de bloqueo político que azota el país.
-¿Por qué considera que el IVA es "anticonstitucional"?
-La propia Constitución Española lo deja muy claro en su artículo 31, que señala que "cada habitante de nuestro país debe contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo a su capacidad económica". No es justo que al llenar el depósito del coche pague la misma cantidad de impuestos un ciudadano en paro que Ana Botín.
-¿Cuál cree que es el principal problema de este tipo de impuestos?
-Hemos escuchado en las ponencias de La Granda que economistas como Álvarez Estrada defendían que los impuestos indirectos deberían gravar la renta, ya fuera la agraria, la del trabajo o el capital. Pero no el consumo, y el IVA lo hace.
-¿Por qué se suele recurrir al aumento del IVA como forma de recaudación?
-Porque es lo más fácil. Lo que no parecen darse cuenta los políticos es que no es lo más justo. Partes de un principio que es el de que los impuestos deben incrementarse, y no estoy de acuerdo. Deberían disminuir. Si quitas capacidad de consumo a las personas quitas capacidad de generación de demanda. Ante esta bajada de demanda lo que se acaba generando es desempleo.
-¿De qué forma se podría solucionar esto?
-Más que incrementar las cargas impositivas, yo abogaría por racionalizar el gasto y una buena consolidación fiscal. Esto no quiere decir que todos debamos soportar el mismo porcentaje sobre el PIB para mantener el gasto público. Tenemos que soportar lo que cada uno pueda para seguir funcionando.
-¿Cuáles son las reformas estructurales que deberían seguir España y Europa?
-Tenemos que ir acompasados. Hay que mentalizarse de que España es una parte de Europa. La clave es racionalizar el gasto público. No podemos mantener gastos que no tengan retorno; debemos ver qué tipo de regreso tienen.
-¿Cómo se podría incentivar la creación de riqueza?
-Tiene que haber un cambio cultural, en el consumo, la producción y la clase política. Tengo la percepción de que, ante la situación que vivimos, tenemos unos políticos poco preparados. ¿Qué sentido tiene estar ante la posibilidad de unas terceras elecciones y que los políticos no arreglen sus diferencias? Debería ponerse de acuerdo para llevar a cabo las reformas necesarias.
-¿Cree usted que llegaremos a unas terceras elecciones? ¿Qué efectos tendrían?
-Hacer previsiones sobre esta posibilidad es muy difícil, porque puede pasar cualquier cosa. Evidentemente, está teniendo repercusiones negativas. No puede ser que el Gobierno no pueda legislar. La base fundamental de un sistema parlamentario es que el Parlamento funcione. Si este no funciona, no funciona nada.
-¿Qué riesgos existirían si no se llegasen a aprobar los Presupuestos Generales del Estado?
-Es un problema menor de lo que algunos están diciendo. Una prórroga presupuestaria solo significa que todo va a seguir igual. En este caso, sería una prórroga del error, ya que continuaríamos en la misma senda que llevamos hasta ahora.
-¿Podrían llegarse a agotar las partidas dedicadas a algunos sectores?
-Hay un mecanismo con el que se puede seguir funcionando, que es el de endeudamiento. Por ejemplo, el fondo de reserva de la Seguridad Social, o la conocida "hucha de las pensiones". El problema de estos mecanismos es que los sostiene en un 85% la empresa y un 15% el trabajador. Mientras que le cuesta mucho a las empresas, no tiene el mismo retorno fiscal al beneficiario de esa pensión.
-¿Las pensiones son sostenibles con el modelo actual?
-Son difícilmente sostenibles por una razón: cada vez están siendo más altas y los que tienen que contribuir a ese fondo cada vez cobran menos. Estoy convencido de que antes de diez años, el sostenimiento de las pensiones se realizarán por vía de impuestos, no por cotizaciones. Apuesto por un modelo como el que tiene Dinamarca, en el que todo el mundo recibe el mismo subsidio por jubilación.
