"Led Zeppelin", Bob Dylan, David Bowie y, tiempo después, "The Black Crowes" o Ryan Adams pasaron por los estudios Electric Lady, gestados por Jimi Hendrix con un único objetivo: desarrollar música en un ambiente de libertad artística sin cotas a la creatividad. Que aquel proyecto iba a tener éxito lo predijo el eléctrico guitarrista que allá por 1968 sacó a la luz "Electric Ladyland", el último con "The Jimi Hendrix Experience" y para muchos, el mejor disco de la historia del rock. Ahora, "Electric Ladyland" da nombre a un festival pionero en Avilés que se presenta cañero y que trae a las próximas fiestas de San Agustín el concierto estelar, el de Nick Waterhouse, un joven californiano que hace viejo "rhythm'n'blues".

Waterhouse se ha convertido en un icono de los activistas de sonidos anteriores al rock and roll pero facturados, eso sí, desde el presente y con una energía y una prestancia actuales. El concierto, gratuito, se celebrará en la plaza del Centro Niemeyer el 28 de agosto a partir de las 22.30 horas; antes, estarán sobre el escenario los integrantes de una banda madrileña de creciente proyección internacional: "Aurora & The Betrayers" (21.00 horas). Ambas formaciones integran el cartel de la primera edición del "Electric Ladyland Festival" dentro de la programación de conciertos de San Agustín, que tiene vocación de continuidad.

"La contratación de Waterhouse es una apuesta la música internacional de calidad como elemento distintivo de las fiestas de San Agustín y como atracción turística, idea que seguiremos desarrollando en los próximos años", manifestó ayer Ana Hevia, concejala de Festejos, que valoró la plaza del Niemeyer como un "lugar idílico" para el desarrollo de conciertos. "Electric Lady" era precisamente eso, el lugar perfecto, la casa del artista en mayúscula.

Nick Waterhouse no ha transformado como Hendrix el blues y la psicodelia en un viaje de aullido, susurros y también melodía. El joven californiano ha ido borrando fronteras entre lo clásico y lo contemporáneo, añadiendo toques de modernidad. Creció en la década de los ochenta del pasado siglo marcado por las preferencias clásicas de sus padres en cuanto a soul, blues y rock. Cultivó esta tendencia primero en sus años de instituto y después cuando se trasladó a San Francisco y trabajó de dependiente en una tienda de discos vintage (una historia muy en la línea del libro "Alta fidelidad" de Nick Hornby).

Y así llegó el momento del primer single, "Some Place", que voló rápido entre coleccionistas de "rhythm'n'blues actual", y luego un EP de cinco canciones, "IsThatClear" (2011). Al año siguiente LP de debut, "Time'sAllGone". El segundo, "Holly", llegó en 2014. Y entre ambos se dedicó a producir la psicodelia garajera de Allah-Las. Nick Waterhouse se detendrá el 28 de agosto en Avilés, día grande de las fiestas de San Agustín. Este será el segundo y último concierto que ofrezca el californiano en España, tras su paso por San Sebastián el pasado julio. Después de Avilés, a Waterhouse le espera Estados Unidos.

Waterhouse completa un amplio cartel festivo en el que hay un denominador común: la música, que sonará durante todo el mes en la ciudad.