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Los vecinos de Cantos piden mejoras: "Somos los últimos, y a veces ni siquiera eso", dicen

Los residentes reclaman reparaciones en los pavimentos y en el alumbrado a la espera de la construcción del centro social

Baldosas sueltas en la calle de La Xana, a la altura del "Cazador". RICARDO SOLÍS

"Somos los olvidados de los olvidados; los últimos, y a veces ni siquiera eso", manifiesta un vecino de Jardín de Cantos mientras señala sin apenas moverse del mismo sitio baldosas rotas, maleza y un número importante de globos de agua esparcidos por un parque infantil en el que, asegura, la limpieza deja mucho que desear. Una vecina que se suma a la conversación -en Jardín de Cantos se conocen la mayoría de los residentes- da cuenta de la falta de vigilancia policial. "Hay conductores que andan por el barrio a todo lo que dan los coches, especialmente por el camino viejo de Pravia hasta la zona del Club de Tenis", puntualiza.

Los vecinos llevan años reivindicando mejoras para el barrio. La gota que colmó el vaso de la desesperación fue la propuesta del gobierno local de destinar a los barrios de La Luz y Versalles 15 millones de euros vinculados a unos fondos que tienen por objeto el lavado de cara de entornos urbanos delimitados, los conocidos como fondos DUSI, cuya resolución se esperaba para finales de junio y aún se desconoce.

"En Jardín de Cantos estamos hartos y queremos justicia, no caridad", sentencia con frecuencia el líder vecinal, Antonio Cabrera, que suma una larga lista de reivindicaciones del barrio. Algunas básicas, como la mejora de las aceras, la reposición del alumbrado o el acondicionamiento de las zonas verdes. También tiene otras peticiones de más enjundia, como que el acceso rodado alcance a viviendas aisladas por carretera o que se desbloquee el convenio de Cristalería, parado desde hace más de una década y a través del cual se podrán poner en marcha nuevos equipamientos para el barrio como un centro sociocultural.

Las quejas de los vecinos de Jardín de Cantos no son nuevas. Si les dieran un euro cada vez que protestan por el estado del barrio, serían ricos. Desde hace años demandan a la administración local que les tenga un poco de consideración y les saque de la "marginalidad" en la que se sienten. Muchos añoran "los tiempos de Cristalería". Jardín de Cantos fue un barrio asociado a la multinacional Saint Gobain que fundó el barrio al tiempo que crecía la factoría de La Maruca. Viviendas para las obreros, un economato de empresa y un grupo escolar componían aquel barrio joven al que fueron a vivir muchos emigrantes, la mayoría burgaleses de Arija.

Actualmente el barrio tiene un polideportivo, un centro de día en la calle de La Xana y varios centros educativos. El colegio Principado es uno de ellos, y tiene sus orígenes precisamente en los años cincuenta del pasado siglo como colegio privado bajo la titularidad de Cristalería Española. Entonces se llamaba escuela nacional graduada "Manuel Fernández Balbuena". El edificio original se quedó pequeño y en 1979 se trasladó a su ubicación actual. Poco tiempo después el centro cambio de titularidad, según la historia recogida en la página web del centro educativo.

Los vecinos lamentan la falta de un consultorio médico en el barrio -dependen del centro de salud de Sabugo- y de otros servicios que sí tienen actualmente otros barrios construidos casi al tiempo que Jardín de Cantos como locales de reuniones o una sala de estudio para los más jóvenes, que aunque no son numerosos deben desplazarse con los libros hasta el centro de Avilés.

Un día al mes

"Si las carencias que sufre Jardín de Cantos las tuviera otro barrio la mayoría de problemas estarían resueltos. La lectura que hacemos es que en Jardín de Cantos ganan menos votos al residir menos personas que en otros barrios populosos", sentencia Antonio Cabrera, que agradece, eso sí, al concejal Manuel Campa que una vez al mes saque un hueco para atender las reivindicaciones vecinales. "Por lo menos alguien nos escucha", concluye el presidente del colectivo vecinal.

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