"Perra vida" es una versión singular de "El casamiento engañoso", la novela ejemplar de Miguel de Cervantes que antecede a "El coloquio de los perros", que es como una fábula de ciencia ficción en pleno Siglo de Oro. Una locura. "¿Qué no tenía esa novela?", se pregunta José Padilla, el autor de la función que llega el viernes próximo (22.30 horas) al club del Niemeyer, el primer espectáculo plenamente alternativo programado en unas Jornadas de Agosto de Avilés, que son como la guinda del teatro de mayores aplausos del año.

La comedia cervantina pasada por la mano de José Padilla se presentó en la ciudad de La Paz, en Bolivia. Pasó luego por Buenos Aires, en Argentina; por Montevideo, en Uruguay; y por Madrid y Almagro (en dos ocasiones). De allí llega expresamente a Avilés, que es una ciudad que ya conoce los saberes dramáticos de Padilla -"La isla púrpura", de Mijail Bulgákov, o "Haz clic aquí", del propio Padilla-. "En cada plaza en la que hemos actuado, la función se ha visto de distinta forma. La actualización del lenguaje llamaba mucho la atención en La Paz, en Bolivia, y mucho menos en España. Las palabrotas, ya lo dijo Cela, son nuestros signos de puntuación" , reconoce Padilla a LA NUEVA ESPAÑA. "Lo que sí que hemos notado de manera unívoca es la buena acogida que tiene nuestra propuesta", apostilla el dramaturgo y director de escena, uno de los de mayor proyección del presente.

"El casamiento engañoso" es el prólogo de "El coloquio de los perros", una de las novelas cortas del creador del ingenioso hidalgo. "La forma que tiene la novela es absolutamente dramática y eso que no deja de ser novela. Hasta tal punto que cuando tenía alguna duda de cómo seguir acudía a la fuente original. La obra es tremendamente moderna: toda ella es un 'flash back' mucho antes de que se inventaran los 'flash backs'. Además, podríamos decir que es como un 'spin off', una historia que protagoniza un personaje que se desmarca de la historia principal... Es lo que le pasa al alférez Campuzano, que vive una perra vida de tal calibre que hasta escucha lo que dicen los perros", bromea Padilla.

El montaje tiene una duración de 65 minutos. "No necesitábamos más. Lo demás hubiera sido hinchar a Cervantes. Y, ¿para qué?", se pregunta Padilla. "Me di cuenta de que no hacía falta estirar por estirar. Hubiera sido un error por mi parte", apunta el dramaturgo, que estrenó en Avilés al autor de "El maestro y Margarita" y también a sí mismo. "Ahora toca Cervantes, un autor verdaderamente inabarcable", añade.