Ni la tromba de agua ni los truenos que amenazaban con aguar el recorrido pudieron con las decenas de curiosos que asistieron ayer a un viaje en el tiempo por el Avilés del siglo XIV. Patricia Pérez, de "Cuéntame un cuadro", dirigió el trayecto que discurrió por los puntos clave del centro histórico de la ciudad, y que se enmarca dentro del ciclo de actividades de "Un verano con mucho arte".

"La calle de La Ferrería fue un foco de gran actividad comercial entonces, ya que concentraba un elevado número de gremios, que ostentaban un gran poder por su capacidad de influir en todo el proceso comercial, desde la fabricación del producto hasta la adjudicación del precio", explicó Pérez, que detalló los aspectos socioeconómicos que caracterizaban al Avilés de la época.

Una ciudad que, por buenas relaciones con los reyes en el medievo, disfrutó de privilegios en forma de fueros. "En todos los conflictos en el seno de la corona, Avilés se posicionaba siempre a favor del monarca reinante. Estos, para agradecer a la ciudad su apoyo, le otorgaron unos fueros que permitían, entre otras cosas, la posibilidad de disfrutar de propiedad privada o de exención de impuestos a los comerciantes", comentó.

Un trayecto pasado por agua que no amilanó a los participantes, que provistos de paraguas y con ganas de conocer el pasado de la villa, siguieron a Pérez por un recorrido que comenzó en la plaza de España, continuó por la calle de La Ferrería, siguió por la plaza de Carlos Lobo, discurrió por delante del palacio de Valdecarzana, prosiguió por la calle La Fruta y visitó los caños de San Francisco para desembocar en el portón de la iglesia de San Nicolás de Bari. "El recorrido está genial. Una pena el tiempo, pero el trayecto está muy bien pensado", señaló la corverana Gabriela Ordóñez, participante en el evento.

Una vuelta atrás al comienzo del desarrollo comercial de Avilés, que en el medievo se consolidó como el principal puerto del Cantábrico gracias a su potencial comercial y a la proximidad portuaria a los focos comerciales de la villa. A pesar de las inclemencias meteorológicas, decenas de asistentes fueron testigos de primera mano de una época clave en el crecimiento posterior de la ciudad.