Una mujer de aproximadamente treinta años, según la descripción que hicieron de ella los testigos, tuvo que ser reducida ayer por la mañana en el supermercado del centro comercial El Atrio para evitar que se degollara, pues tal parecía ser su intención cuando fue vista por otros clientes y personal de la tienda en el pasillo de productos de aseo abriendo paquetes de cuchillas de depilar (prácticamente iguales a las de afeitar) que luego usaba para darse tajos en el cuello. "Afortunadamente eligió las cuchillas de depilar, que si bien cortan no penetran mucho en la carne, porque si llega a coger las 'Filomatic' de toda la vida no lo cuenta de tantos cortes que se hizo", relató a este diario una de las empleadas del supermercado, aún espeluznada por la escena.

La encargada del turno de la mañana fue avisada para que auxiliara a una mujer que estaba sangrando en el pasillo de productos higiénicos, a donde acudió pensando que el asunto se arreglaría con una "tirita". Al ver la escena, casi se le salen los ojos de las órbitas, según relató a la encargada que le relevó por la tarde: "Me dijo que la mujer se daba cortes compulsiva y nerviosamente en el cuello, haciéndose heridas por las que manaba abundante sangre. Ni trató de quitarle las cuchillas, según explicó, porque la mirada de locura que tenía la persona en cuestión aconsejaba guardar las distancias".

La decisión que tomó la responsable de la tienda fue avisar a los guardias de seguridad del Atrio, que redujeron a la mujer y la llevaron a su oficina, desde donde solicitaron el envío de una ambulancia. Ésta llegó a los pocos minutos y trasladó a la herida al Hospital San Agustín.

"Al parecer, cuando hablaron con ella para pedirle explicaciones por su comportamiento dijo que llevaba días sin tomar 'las pastillas' y que pretendía llamar la atención para que le diéramos algún tipo de sedante", comentó una de las empleadas de la tienda, donde el sonado y cruento incidente fue la comidilla del día.